Between [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]

Capítulo 33: ¿No me vais a ofrecer una copa?

Por tener cierta familiaridad con el bullicioso estilo de las celebraciones de Yunmeng Jiang, a Lan XiChen no le sorprendió que la cena transcurriese en ese ambiente más o menos distendido, entre conversaciones alegres y gritos felices por parte de los niños (y Wei WuXian) que sus padres no ponían mucho esfuerzo en acallar. A dos platos principales y uno de entrantes les siguieron una ronda de postres, café e infusiones varias. Sin mucho alcohol de por medio, porque nadie quería arriesgarse a que un Lan se bebiese un chupito por casualidad. Por tener el restaurante solo para ellos, los invitados volvieron a levantarse para charlar, pasearse por las instalaciones diseñadas por Jin ZiXuan o jugar con los críos mientras se tomaban ese pequeño aperitivo post cena. El primer jade intentó amoldarse a sus tradiciones y al estado de ánimo general y, solo por una vez, creyó que le estaba siendo fácil encajar. Entre tanta inesperada cordialidad, se sentía aceptado. El sentimiento que se le instaló en el pecho pecaba de cálido. 

En un momento dado el arquitecto le pidió que le ayudase a vigilar a A-Ling y A-Yuan, que habían quedado los dos a su cargo por azares del destino. Aceptó solo después de recibir un asentimiento de cabeza por parte de Jiang WanYin diciéndole que estaba bien que fuese a pasar tiempo con los niños. Su madre se unió a la vigilancia de los peques, encantada de conocer más a su nuevo nieto y de pasar tiempo con el pequeño RuLan, al que adoraba. Mientras tanto, Jiang YanLi se había llevado a su propia madre y a Wei WuXian a hacer un recorrido por las nuevas instalaciones del edificio que al parecer acababa de adquirir y de terminar de reformar. Lan XiChen escuchó algo de estar habilitando la azotea para eventos especiales, bodas y esa clase de ceremonias ostentosas llenas de gente con ganas de gastar dinero, pero no quiso prestarle más atención de la debida a las conversaciones ajenas. Al mismo tiempo, su padre, su hermano y su tío habían salido fuera para "charlar" —todo lo que esos tres pudieran charlar en base a monosílabos y miradas ininteligibles— mientras tomaban un poco el aire. Justo cuando estaba intentando que A-Yuan no se llevase a la boca uno de sus juguetes, se dio cuenta de que en realidad el que parecía más fuera de lugar no era él (el cultivador de otro mundo, no nos olvidemos) si no cierto locutor de radio. Y de su padre ya ni hablemos.

Jiang FengMian y Jiang WanYin eran los dos únicos que quedaban sentados a la mesa, cada uno absorto en su respectivo teléfono móvil como si no quisieran reconocer la presencia ajena. Nada más caer en ello, el bueno de Lan XiChen no pudo quitarles un ojo de encima, preocupado por lo que pudiera ocurrir. Tanto Jin ZiXuan como su madre se dieron cuenta de esa repentina atención. El arquitecto camufló de mala manera un suspiro cansado mientras se enfocaba en que su hijo dejase de tirarle cosas a la cara a la gente. Le había lanzado el mismo peluche al pobre primer jade ya tres veces, y las tres le había dado en toda la frente. Tenía una puntería pasmosa la criatura. Absorto como estaba en su observación, Lan XiChen ni siquiera se percató de ello. Menos mal que el juguete era un hámster y no tenía nada que se le pudiera meter en el ojo por accidente.

-A-Huan, cariño, no te preocupes. -Su madre le llamó la atención con sus palabras, ofreciéndole una sonrisa cariñosa que pensó que nunca más volvería a ver. Todavía le provocaba cierto escozor tras los ojos y cierto ardor en la garganta, pero trató de ignorarlo-. Estoy segura de que todo irá bien.

-A-Li no hubiera dejado que se juntasen si no lo creyera. -Comentó también Jin ZiXuan antes de quejarse-. Su instinto nunca falla. Por eso nunca puedo darle una sorpresa en condiciones. Siempre acierta con su regalo de aniversario, no sé qué hacer con ella. 

-Parece que es un don de la familia Jiang, ¿verdad, A-Huan?

-¿Eh? -Solo ahí, Lan XiChen recuperó el contacto con esa realidad. Por la preocupación y la sarta de emociones nocturnas debía haberse perdido en algún punto astral entre todos los mundos posibles, conocidos y no-. Perdona, estaba distraído.