Capítulo 29: El don de la oportunidad no es lo nuestro

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Lan XiChen no estaba preparado cuando le dijeron que era hora de irse arreglando para la infame reunión familiar, pero al menos eso ya lo tenía asumido. Tampoco lo estuvo cuando, poco antes de las siete de la tarde, Jiang WanYin y él se encontraron cruzando juntos la puerta del Lotus Pier, el restaurante de Jiang YanLi. En general no estaba preparado para ningún suceso que la vida moderna tuviese listo para él, y un evento familiar de esas proporciones no iba a ser ni menos ni más.

Para empezar daba absolutamente igual que hubiese pasado todo el día intentando mentalizarse para la situación (o serie de situaciones mejor dicho) que iba a vivir. Llegados al momento de la verdad, ni siquiera sabía cuál era la manera correcta de vestirse para una reunión como aquella. Mientras Jiang WanYin se desnudaba y se arreglaba delante de sus narices —sin pudor ni reparo ninguno, por supuesto. ¿Por qué debería tenerlos después de años de relación? Quien debería dejar de ponerse como un cangrejo era otro— él no podía hacer más que sonrojarse como un estúpido, aguantar la respiración para que no se le subiese demasiado la erección y pensar en qué prendas debería sacar de su lado del armario. Cuando el presentador de radio se estaba abrochando los botones de la camisa el primer jade todavía andaba en calzoncillos y pasando una vergüenza terrible. Al final, fue el propio Jiang WanYin quien, con una expresión de sospecha gobernando su ceño fruncido, le tiró a la cara unos pantalones del mismo tejido que los suyos pero de un color gris claro, una camiseta de manga larga blanca y una extraña chaqueta solo un poco más oscura que los pantalones. Como el estilo de la ropa se parecía al que vestía el propio presentador, no pudo hacer más que fiarse de sus gustos y decirle que sí a todo. La escena culminó con su humillación máxima cuando el locutor salió de la habitación para dejarle vestirse en paz, no sin antes golpearle en una nalga con la mano abierta. Esbozaba una sonrisa tan sarcástica como cruel.

Por lo que debía ser ya la decimoquinta vez, Lan XiChen deseó estar con sus hermanos jurados en un ataúd maldito bajo una estatua.

Cómo son las cosas y cómo cambian las situaciones en poco menos de una hora, que esa es otra. Ahora, frente a la puerta del restaurante, de la expresión de Jiang WanYin se había esfumado todo rastro de confianza o burla. No hacía falta ser un experto en la lectura del lenguaje corporal para saber que estaba nervioso, pero él lo era y podía asegurarlo. Por eso y solo por eso se atrevió a extender una mano amiga en su dirección. El locutor la aceptó casi sin pensárselo dos veces. Entrelazó los dedos y los apretó con más fuerza de la esperada, más incluso de la que tenía. Buscaba atormentado un poco de confort, de seguridad, solo un poco. Lan XiChen no sabía si sería capaz de transmitírselo, pero intentó que su sonrisa fuese tan calmada y confiable como siempre solo con esa intención en mente. Pareció servir de algo.

Cuando entraron, el primer jade se quedó de piedra. El sitio no solo quedaba cerca de la casa de Jiang WanYin —y menos mal, así no tendrían que volver a montarse en el aterrador dragón metálico subterráneo que, según Lan Huan e internet se llamaba metro— si no que además era precioso y muy familiar para él. El restaurante se le hacía increíblemente similar al Muelle del Loto que él conocía. Cuánta gracia le haría saber inglés en ese momento. Se basaba en la madera oscura, los espacios abiertos y los estanques de lotos en el suelo. Las mesas se encontraban situadas en plataformas flotantes de madera que descansaban entre flores y, si aguzaba la vista, incluso podría distinguir a algún pececillo nadando entre las hojas. Sin embargo lo que de verdad le resultó sorprendente no fue la elegante decoración, toda imaginada en blancos y lilas claros, sino el emblema que hacía las veces de icono del restaurante.

Era el loto de nueve pétalos de la familia Jiang, el que ondeaba orgulloso en las banderas de Yunmeng. El mismo que había visto tatuado en algún lugar del cuerpo de ese Jiang WanYin, su hombro según creía recordar. Ojalá pudiera preguntar al respecto. Sin embargo, seguro que Lan Huan sabía lo que él no, y no podía descubrirse todavía más ante su pareja no pareja.

Between  [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora