Capítulo 59: Porque quedarnos como estamos no es una opción

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Volvía del mostrador de la cafetería en la que habían decidido hacer una parada para matar el tiempo entre piso y piso con un batido en cada mano. (Uno de vainilla para él y otro de frambuesa para su novio, porque no necesitaban más café del que ya llevaban en vena y porque en el fondo los dos eran un par de golosos sin remedio, solo que no solían admitirlo en voz alta.) Justo en ese instante, una nueva corriente de pensamiento de lo más intrusiva decidió querer atormentarle. Fue en parte culpa de Jiang Cheng, aunque él no lo supo. El locutor tenía la mirada fija en la pantalla de su teléfono mientras deslizaba por su Instagram con la yema del dedo. En su pulgar relucía un anillo negro y violeta que se había comprado hacía no demasiado. Le quedaba bien y encajaba con la parte más presumida de su estética, al escritor le gustaba mucho. Además le hacía juego con los pendientes de los lóbulos, dos aros de metal negro, muy finos, con un pequeño brillante morado dónde estaba la bolita que marcaba el cierre. La imagen, sin embargo, le transmitió algo un poco distinto al habitual deseo de besarle, aunque ese lo sentía siempre. Al verle así, absorto en sus pensamientos, con el cabello recogido en una coleta corta a la altura de las orejas, le fue imposible no recordar el otro mundo.

Durante dos segundos de reloj, Lan Huan se quedó estático, absorto en la contemplación de la figura sentada sobre el taburete de la cafetería. En vez de a su adorado y arisco novio, vislumbraba túnicas de color violeta. Parpadeó y la ilusión se desvaneció. Con su marcha volvió la necesidad de seguir caminando para no quedar como un idiota. Y para no chocarse con el pobre camarero que estaba recogiendo una mesa por ahí cerca, que no tenía culpa de nada. Aun así no logró sacarse de la cabeza la fuerte impresión que le había golpeado. Le había venido como un fogonazo, una realización que más bien parecía un reproche. La problemática de los intercambios había vuelto a rondar por su cabeza y con ella el hecho de que... no estaba haciendo absolutamente nada para evitarlos.

En la universidad, en un grado además como lo es Periodismo, sus profesores le habían gritado una y otra vez al resto del alumnado: "¡Sed proactivos! ¡Haced currículum! ¡Haced porfolio! ¡Escribid y enviad cosas! ¡Esto tendría que estar hecho para ayer!". Esas debían de ser algunas de las frases estrella del siglo XXI, aunque Lan Huan nunca se había sentido lo que se dice cómodo al escuchar semejante discursito. No le gustaba, de hecho, porque no le gustaba ni presionarse a sí mismo (aunque tuviera que hacerlo cada vez que se acercaba una fecha de entrega y Meng Yao le asediaba con sus diez llamadas diarias) ni a los demás. Le echaba parte de la culpa a su naturaleza contemplativa, que le instaba a tomar la iniciativa en momentos importantes, pero también a dejar fluir los acontecimientos hasta obtener la visión del cuadro entero cuando la ocasión se hacía compleja y difusa. Esa situación en la que llevaba ya casi dos meses viviendo era una de esas complejas y difusas. Porque, además de buscar ayuda en caso de una enfermedad mental que resulta que no tenía... ¿qué podría estar haciendo al respecto?

Ignoraba que, para su desgracia, Lan XiChen y Jiang WanYin tampoco habían avanzado demasiado en lo que es la parte de investigación. De alguna forma, había esperado que ellos se encargasen. Deja que el mundo loco en el que las espadas vuelan resuelva un asunto que sin duda alguna es sobrenatural, a ti y a tú teléfono no os corresponde ese papel. En una exención de la responsabilidad involuntaria, lo había pensado así. Y es que ni siquiera se había interesado en ello hasta el momento, aunque debería.

Con un suspiro un tanto pesado, Lan Huan dejó los batidos sobre la mesa. Su novio se lo agradeció con un asentimiento de cabeza antes de guardar el móvil y atrapar la pajita entre los dientes, de pronto encantado con el sabor dulce de la fruta. Adorable.

-El siguiente piso que nos toca ver, ¿dónde está?

-Como a diez minutos, en dirección al barrio de Qinghe.

Between  [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora