Capítulo 61: Esto no tiene tan mala pinta

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Los pasos de Lan Huan al subir por las escaleras resonaban en el ambiente, repiqueteando como las gotas de lluvia. Mientras examinaba el segundo dormitorio (ese que no iban a usar nunca, pero que les venía muy bien para no dar impresiones conflictivas a los vendedores de pisos de mentalidad presumiblemente conservadora) el presentador le sonrió. Ni siquiera necesitaba esforzarse mucho para poder vislumbrar esa misma escena en un futuro no muy lejano, en su vida diaria. Cualquiera de los dos volvería de hacer la compra desde el supermercado que les quedaba a la vuelta de la esquina o desde la farmacia que había en la misma calle. Subirían las escaleras casi corriendo, el mismo sonido golpeando a lo largo de dieciocho escalones. Luego el sonido pararía, justo como acababa de detenerse, y una puerta se abriría poco a poco. Como el piso era casi nuevo, las bisagras estaban muy bien engrasadas. Las puertas no hacían ruido al abrirse, pero la otra persona podría darse cuenta con facilidad de las malignas intenciones del intruso y co-dueño de su piso. En cuanto el escritor dio el primer paso dentro de la habitación, su novio giró sobre sus talones como si lo hubiera estado esperando.

-Odio las cortinas.

-Mientras ese sea el mayor de nuestros problemas, me doy por satisfecho, A-Cheng. -Rio el escritor, correspondiendo a su sonrisa con una propia. No se lanzó a besarle porque el agente inmobiliario seguía revoloteando por allí, y a ninguno de los dos les apetecía ser los protagonistas de alguna clase de escándalo que les valiese no poder comprarlo-. Podemos cambiarlas.

-No, podemos no. Tenemos que cambiarlas. -Le corrigió, enseñándole las cortinas de estampado setentero que más bien parecían dignas de una ducha en la que sin duda se cometieron terribles crímenes en el pasado. No tan emblemáticos como en Psicosis, pero casi-. ¿Has visto esta mierda? No pega nada con el resto del piso.

-Es verdad que desentonan bastante. -Acabó por admitir, examinando esos horteras redondeles naranjas y negros-. ¿Hay algo más que quieras cambiar?

-Unas cuantas cosas, la verdad, pero son todas del mobiliario y la decoración. ¿Y tú?

Lan Huan se encogió de hombros antes de responder.

-En general estoy bastante satisfecho. Tendremos que comprar un microondas, eso sí. La cocina no tiene.

-¿Y si nos traemos el de mi piso?

-¿Ese no era de tu casero?

-¿Ups?

Jiang Cheng se permitió una risilla maligna y el escritor negó para sí mismo con la cabeza, también alegre. Salieron de la habitación, paseándose por el pasillo del segundo piso. También estaba abierto, por encima de la cocina, y daba justo al salón y a los ventanales del salón.

-Pareces bastante contento con este piso, A-Cheng.

-Como poco, me interesa. De los que hemos visto hoy es el que más me gusta.

-A mí también, la verdad. Tiene espacio más que de sobra para tus cosas, las mías y las de Zidian.

-Y las del perro. No te olvides de las del perro.

-Cierto. -Lan Huan asintió, de acuerdo con su apunte-. ¿Cuándo quieres que empecemos a buscar un cachorro en adopción?

El locutor se apoyó en la barandilla, por un momento pensativo. Aunque su pareja creyó que estaba estimando tiempos, no era del todo cierto. Por una parte sí, pero por otra estaba tratando de visualizar ese futuro cercano que el universo parecía estarle prometiendo. Los dos juntos, con un perro y un gato. Viviendo en pareja como una parejita enamorada. O, bueno, ya no tan enamorada, porque se les habían pasado el intervalo hormonal de entre seis meses y dos años. Como una parejita que se quiere y se respeta sinceramente, eso estaba mejor. Cerró los ojos y se imaginó a sí mismo pasando del salón a la cocina como había hecho tantas veces, con una taza de café en la mano. Lan Huan le esperaba, leyendo desde el sofá con su portátil o su tablet. Le sonreía. No tenían prisa ninguna, ni ese ni ningún día, porque estarían juntos.

Between  [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Where stories live. Discover now