Capítulo 79- Piraña

238 20 25
                                    

Almacenes de municiones de CRUEL.
2 a.m.
Cinco minutos para completar la misión.

—¿Todo listo?

La voz de uno de sus comandantes sonó por los pinganillos  que todos llevaban escondidos.

El pequeño grupo de seis se movió con agilidad y rápidez, contando los segundos y cada uno de los pasos que daban para medir la distancia.

Todo estaba oscuro y en un silencio tan profundo que incluso sus respiraciones podían delatarlos. Todos sus sentidos estaban atentos de cualquier ruido, gesto o sombra que pudieran detectar por parte del enemigo.
Habían estado siendo entrenados para aquel tipo de misiones y todo tenía que salir tal como lo habían previsto. Un solo paso, una sola respiración, un solo momento de despiste, bastaban para que toda la misión por la que habían estado practicando tanto se fuera a pique.

A pesar de la oscuridad de la noche, las gafas de vista nocturna que llevaban les facilitaban la vista. Todo su traje habían sido hecho a su medida y conforme a lo que podrían necesitar para las misiones a las que se tendrían que enfrentar como miembros del escuadrón especial. Traje que les permitía pasar desapercibidos y guardar armas de poco peso en caso de necesitarlas.

Siguieron caminando de manera coordinada, tal y como les habían enseñado. Un paso, dos pasos, tres...
Cada uno misticulosamente programado para el golpe que tendrían que dar a continuación.

El grupo estaba formado por tres chicas y tres chicos, aquellos que habían sido elegidos como los más aptos para aquel encargo, de acuerdo a sus cualidades. Habían conseguido entrar en uno de los almacenes de armas de CRUEL sin ser vistos, uno del que dentro de unos cuantos minutos no quedarían más que cenizas.

Su objetivo era entrar pasando desapercibidos, colocar bombas en los puntos claves que ya habían discutido en el campamento de estrategia y en cuanto le dieran al botón para activar las armas, contarían con unos cuantos segundos para correr hacia el exterior y ponerse a salvo antes de que las bombas explotasen y junto con ellas, todo el almacén lleno de municiones.

—Repito, ¿Todo listo?

Una de las jóvenes del grupo, la cual se encargaba de liderar el grupo, finalmente respondió.

—Listo.

Colocaron la última bomba en su lugar, justo en medio de un gran arsenal, y cerciorandose de que nadie los hubiera visto y de que tenían el camino libre para salir, se prepararon para correr.

Era ahora o nunca.

Todos y cada uno de ellos intentó guardar la calma, concentrarse en su única misión: correr y salir de aquel lugar antes de que ellos también volasen en pedazos.
Era una misión peligrosa, pero necesaria, y estaban ahí porque sabían que eran los más cualificados para ello. Debían mantener la calma y no dejarse llevar por el miedo de pensar en cómo acabarían si eso terminaba mal.

—Bien. Cinco segundos para activarla—susurró la líder con decisión.

Dos naves esperaban noticias suyas, listas para despegar apenas los guardias llegasen a estas. Todos los que se encontraban en las naves escuchaban con atención, con la tensión colgando de un hilo.

—Cinco—empezó la joven.

Los otros cuatros parecieron más tensos que antes.

—Cuatro.

Se pusieron en posición para salir corriendo apenas la joven tocase el botón y posaron su mirada en el frente, concentrados.

—Tres.

¡¿Yo en The Maze Runner?!Where stories live. Discover now