Velocidad

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Su pecho subía y bajaba rápidamente intentando recuperar la respiración mientras tendida en el pasto aprovechaba los minutos de descanso que le habían sido otorgados. Le dolía todo el cuerpo, hasta los lugares que no recordaba que podían doler. Jamás lo diría en voz alta, pero le gustaba. Los recuerdos de Gai y Lee gritando a lo lejos que no se rindiera y que solo así mantendría viva la llama de la juventud hacían presencia, estaba mejorando. No había logrado hacerle ni medio rasguño considerable a Uryuu, aunque sí pudo asestarle algunos golpes que obviamente le devolvió, lo bueno es que su velocidad estaba regresando y ya dominaba los odiosos zapatos. Igual se los quitaba y los arrojaba lejos cuando él finalmente se cansaba de golpearla por ese día.

- Levántate — asintió y se ladeó para incorporarse apoyada en un brazo antes de ponerse de rodillas y finalmente quedar de pie. Estiró su cuello de lado a lado y volvió a tomar posición de combate. Además del taijutsu, ella era una experta en armas así que le había pedido que le diera algunas y él se negó. Ante todo iban a seguir manteniendo su bajo perfil sobre ser una kunoichi por lo que seguiría andando desarmada, si quería armas tenía que conseguirlas durante la lucha. Así que su objetivo esa tarde era la portakunais que Uryuu tenía en su pierna, un par de kunais lanzadas con la precisión que la caracterizaba le valdrían en una pelea para al menos ganar tiempo o inmovilizar al enemigo y poder obtener más.

Todos estaban sentados afuera de la casa, sin duda ver esos entrenamientos se había vuelto el pasatiempo favorito de todos, incluyéndolo. Ninguno dudaba que Tenten seguiría sin atacarlos aunque su nivel estuviera creciendo, pero al menos a él no le parecía que fuera del todo una buena idea. Observó a Tuuli a su lado, algo estaba tramando y no lograba adivinar qué. Un quejido sonó, su hermano había pateado con fuerza a la castaña que había resultado estrellándose contra un árbol, cualquiera creería que lo que quería era matarla. La vio intentar levantarse de nuevo de forma infructuosa y hacer una mueca de dolor por lo que esa paliza se detuvo y su hermano mayor le hizo una seña para que la revisara. Sin protestar se acercó a ella y le tendió la mano para ayudarla a ponerse de pie, en el momento que fue a impulsarse desde el suelo volvió a encogerse adolorida.

- Déjame ver — ella negó — bien, es tu problema. Seguro que no te va a doler más en la mañana

- Espera — se levantó la blusa y dejó ver el enorme hematoma que le cubría parte del torso

- ¿No es más fácil y menos doloroso que te suicides y ya? — ella se empezó a reír — te daré un analgésico y tendrás que ponerte hielo, no es mucho más lo que puedo hacer

- Será suficiente, estaré lista para mañana — era testaruda, sin duda. Llevaba tres semanas entrenando con Uryuu y no era la primera vez que tenía que darle algún medicamento para el dolor y verle algún moretón que aparentemente era serio pero al día siguiente se levantaba como si nada para continuar las peleas y se recuperaba en un par de días sin problemas.

El primer viaje desde que habían empezado esos ejercicios fue a Iwagakure y fue cosa de un día nada más, dos contando el tiempo de viaje hasta la aldea, pero la habían visto y en uno de los reportes de novedades semanales que había espiado había leído que nadie sabía quién era la mujer que acompañaba a uno de los gemelos. Le parecía completamente extraño y sospechoso que Konoha no hubiese contestado a los reportes pidiendo más información sobre la castaña compañera de su hermano. Ahora no solo las otras bandas sabían de ella, las aldeas también aunque sus comunicaciones estuvieran empezando a volverse medianamente cripticas.

Tenían un viaje en tres días, además del mayor, iría Hiroku y por supuesto Tenten. Quien la mañana que debían partir estuvo lista en sus vestimentas habituales para esos viajes y cuando Uryuu fue a cargarla se negó. Quería correr, valerse por sus propias piernas y volver a sentir el viento en el rostro pero que la sensación fuera provocada por ella misma, ya no se tropezaba al caminar así que era innecesario que ese hombre tuviera que volver a llevarla a cuestas. La había visto de forma altiva, tendría problemas si no era capaz de seguirles el paso y ella asintió confiada en sus habilidades.

El Clan KazirgaWhere stories live. Discover now