Combinación

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Los dos estaban tendidos en el pasto descansando después de ese agotador entrenamiento, Gai casi siempre los ponía a luchar a ellos dos y la verdad es que no se quejaba del todo. Con la gran puntería de ella, él podía perfeccionar sus métodos de defensa.

- Odio tu Kaiten — dijo interrumpiendo el silencio que reinaba

- Lo sé — sonrió de lado, sabiendo que Tenten lo odiaba porque nunca lograba traspasarlo

- ¿Alguna vez has pensado... — habló de forma soñadora — en mejorarlo?

- ¿Mejorar mi Kaiten?

- Sí, podrías arrojar armas mientras giras

- El Kaiten es una técnica defensiva - aclaró

- Imagínalo — ella seguía viendo las nubes - girar al tiempo que lanzas armas, sería devastador y mucho más interesante que solo girar para defenderte

- El Kaiten es una técnica defensiva — repitió, vocalizando despacio cada palabra

- Como un puercoespín arrojando sus espinas — ella no lo escuchaba

- Tenten, el Kaiten es una técnica milenaria y sagrada de mi Clan... además no puedo arrojar armas al tiempo que emito chacra para defenderme — se quedaron callados, a decir verdad no le sonaba totalmente descabellado. Podría ser una técnica casi perfecta de defensa y ataque, ideal para peleas en las que fueran superados en números. Aunque también sería importante que la persona pudiera arrojar muchas armas y tuviera buena puntería — supongo — dijo de mala gana — que podría realizarse entre dos personas

- Sí, es un buen punto

- Y la otra persona debería ser buena con las armas

- Así es — ella sonreía sin verlo

- Nos vemos mañana a la misma hora, probaremos tu teoría — se levantó y se fue antes que ella le contestara. Maldito Hyūga y su costumbre de dejarla hablando sola.

Al día siguiente llegó temprano al campo de entrenamiento, para sentarse a meditar un poco antes que ella apareciera ¿qué iba a hacer exactamente? ¿Explicarle una técnica exclusiva y secreta de los Hyūga a alguien externo? Aunque Tenten fuera de su confianza ¿Qué pasaría si su Clan se enteraba de lo que planeaba hacer?

Ella llegó a la hora acordada, antes de cualquier cosa tenían que definir primero, que nadie podía enterarse de lo que estaban tramando y segundo ¿cuál era la técnica que pretendían lograr exactamente?, no era el Sōshōryū de ella pues que tuviera que elevarse para hacerlo mientras él hacía el Kaiten dificultaba un poco las cosas. Por su parte, él tenía que enfocarse lo suficiente cuando realizaba su técnica según si se estaba defendiendo solo o si tenía que cubrir a alguien más adicionalmente. Empezaron por ahí, ella de pie a una distancia suficiente para ser protegida pero no tanto para alcanzar a abrir su pergamino y hacer la invocación. Siendo un rotundo fracaso, en el momento que giraba ella quedaba dentro del círculo protector pero inevitablemente su pergamino era arrojado a la distancia, y si lanzaba armas de su porta-kunais solo podía apuntar a un objetivo específico y no a varios. Por lo que se volvieron a sentar a evaluar cómo podían solucionarlo y la respuesta fue obvia, ella tendría que girar al tiempo que él y al disminuir la distancia debería serle más fácil abrir su pergamino.

Se pusieron de pie uno junto al otro, sin estar seguro de cómo proceder, ella dejó su enorme arma en el suelo, indecisa del plan, pasó su brazo sobre sus hombros para sostenerla y giró, mandándola a volar, se detuvo de inmediato y la ayudó a levantar. Mientras ella se sacudía toda la tierra de la que se había llenado, intentaba pensar porqué había pasado eso. Volviendo al concepto inicial, el Kaiten era una técnica defensiva, por lo tanto si la realizaba con ella tocándolo, el contacto automáticamente la mandaría lejos pues era un atacante en su espacio personal que debía ser repelido. Decidieron entrenar de forma normal el resto del día, intentando resolver el inconveniente. Si pudiera preguntarle al patriarca sería fabuloso, pero sabía que eso sería un suicidio de solo pensarlo.

El Clan KazirgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora