Ajedrez

175 21 3
                                    

Igual que casi todos los días, despertó temprano, Uryuu a su lado la abrazaba así que se quitó el brazo de encima y decidió levantarse de una vez, siempre fastidiada y evitando estar allí cuando él se despertara. Llevaba un mes en ese lugar y hasta el momento los había visto viajar por turnos, no se habían vuelto a ir todos. Se bañó, se vistió y tras estar segura que había desayuno suficiente para todos se fue a la pequeña biblioteca que estaba en la sala y escogiendo un libro al azar empezó a revisarlo, poniendo en práctica lo de saber de qué trataba lo que leía por si le preguntaban, un rato después apareció Hiroku y al igual que ella empezó a buscar algo para entretenerse.

- ¿Juegas ajedrez? — movió la cabeza buscando si había llegado alguien más que no hubiera notado — sí, es contigo — le aclaró

- Creo que no sé cómo se juega — él se encogió de hombros y sacó el tablero para ponerlo en una pequeña mesa, indicándole que se le uniera. Le explicó cómo se movía cada pieza, la importancia de crear una estrategia para proteger al rey y sin más empezaron a jugar. No era particularmente buena en ello, pero no era del todo mala. Alrededor de una hora después y un par de partidas perdidas lo escuchó volver a hablar.

- ¿Quieres divertirte? — lo vio con una mezcla de enojo y tristeza ¿para eso la había invitado a jugar? Ya decía que el hecho que de repente hablara tanto le parecía sospechoso, porque claramente no era suficiente que además de aguantar a Uryuu, tener que casi huir de Jannos en los pasillos, ahora tendría otro hermano que evitar, a ese paso volvería estar encerrada en una habitación — no me veas así, no lo tomes a mal pero te faltan al menos diez años para que yo te encuentre atractiva

- Gracias, supongo... — él rió — ¿a qué te refieres?

- Por los sonidos del segundo piso Jannos está por bajar, y por la ausencia de ronquidos Ikkaku ya despertó ¿los has visto competir? — negó con la cabeza y justo en ese momento se escucharon los pasos del primer mencionado dirigiéndose a las escaleras

- Vaya, no sabía que jugabas chiquilla — habló al bajar

- No es muy buena, tal vez podrías tomar su lugar a ver si tengo una competidor decente — le hizo un rápido guiño de ojo, ella se quitó antes que Jannos la tocara para pedir su puesto, sentándose en el sofá a prestar atención. La partida comenzó con los dos hombres en silencio completamente concentrados, pensaban bastante antes de hacer algún movimiento. No habían avanzado mucho cuando apareció Ikkaku, que interesado se paró detrás del pelirrojo para darle ordenes, le decía que moviera un alfil o un peón, en el momento que intentó mover un caballo por él, este se levantó — ¡jueguen entre ustedes entonces! — con fingida molestia se sentó en otro de los muebles y la miró con una sonrisa

- Bien, tenía ganas de patearle el trasero a Jannos de todas formas

- ¡Cómo si pudieras! — y así, una partida de ajedrez con una cantidad incontable de improperios empezó, no podía creer lo divertido de ver que era. Iban a mitad de partida cuando Ryuuken entró a la sala y se sentó en el otro extremo del sofá, con la mirada fija en los dos competidores

- ¿Qué apostaron esta vez? — ¿esta vez? ¿Cada cuánto pasaba eso?

- Nada

- ¿Nada? Ellos nunca juegan sin algo de por medio... ¿quieres apostar que terminan la partida afuera? — el menor de ellos se veía emocionado

- ¿No hemos apostado nada? ¿Para qué putas estamos jugando? — Ikkaku tumbó las piezas del tablero

- ¡Estaba por ganarte! ¡Déjate de mierdas!

- No me voy a dejar de nada, y ¡no estabas por ganarme! ¿Acaso te golpeé muy fuerte la última vez?

- ¡Eso fue pura suerte! — señaló el tablero — explica ¿por qué tiraste las fichas? Eres un mal perdedor

El Clan KazirgaWhere stories live. Discover now