Vocación

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Se levantó cuando el sol todavía no había salido, eran las cinco de la mañana al abrir la puerta de esa casa y adentrarse varios metros en el bosque. De un salto estuvo en una rama alta del árbol y se sentó abrazando sus piernas para ver el amanecer mientras empezaba a llorar. Ese día completaba dos meses en ese lugar, en poco más de una semana cumpliría más tiempo allí del que había estado en su aldea tras su rescate, y lo que era peor, llevaba más tiempo junto a aquel desagradable hombre de lo que había durado, cualquiera fuera el nombre de la relación de pareja que tuvo, con Neji. Seguía con la firme convicción de haber hecho lo correcto, pero ni por un momento había disminuido el dolor por haberse ido de la forma en que lo hizo. Casi dos horas después se limpió la cara para volver a entrar, contrario a lo que cualquiera pudiera creer, no le molestaba cocinar para ellos. Dejando de lado quienes eran, la verdad es que la tarea le ocupaba una parte del día y evitaba que su cabeza divagara más de lo necesario, ayudándola a mantenerse en control de sí misma.

Abrió el refrigerador, sacando algunos vegetales para empezar a picarlos. Al menos Ryuuken había cumplido lo prometido cuando le dejó la tarea a ella sola y nunca faltaban provisiones, de hecho ella le había pedido algunas especias adicionales y las había conseguido, solo Tuuli se quejó una vez porque una comida quedó demasiado picante, así que ahora no agregaba eso y junto con la sal, a veces le adicionaba un poco de esa especia a su propio plato.

- Es la primera vez que lloras — fue el saludo del menor

- ¿No tienes nada mejor que hacer con tu tiempo? — contestó agresiva

- No — se encogió de hombros — escuché la puerta y pensé que por fin habías recapacitado

- ¿Recapacitado?

- Sí, sobre que no vale la pena lo que estás haciendo por ese chico

- Para mí lo vale — le dio la espalda y mezcló el contenido de la olla en el fuego — mientras pueda mantenerlo con vida, lo haré

- ¿Por qué? — estaba intrigado, Tenten era más dura de lo que se veía al parecer

- Porque sí, ¿no tienes algún inocente que ir a seguir? — empezó a reírse de verla molesta

- No — ella se giró y tomó la tabla para acercarla a la estufa — nunca usas los hongos

- Vaya, el observador del grupo no ha notado que no los como — dejó la tabla en la encimera con fuerza

Finalmente decidió quedarse callado, ella estaba bastante enojada y tenía un cuchillo a la mano. No estaba interesado en tener que explicar porque había sido atacado de repente por la chica que hasta el momento no solía hablar mucho con los demás y no había dado problemas. Cuando terminó de cocinar le entregó un plato con el desayuno y otro a Uryuu que acababa de levantarse, parecía ajeno a que ella estuviera levantada desde tan temprano pero dudaba que no lo hubiese notado.

Tuuli se había asomado un rato después, había servido algo de la comida y había vuelto a desaparecer en el cuarto de estudio, los otros tres no estaban así que este se encontraba trabajando de tiempo completo en su sello. A veces lo acompañaba y el rubio aprovechaba para pedirle que hiciera fluir chacra por el papel mientras lo desplazaba de un lado a otro, y de repente el papel se quemaba y lo oía maldecir. Porque su investigación hasta el momento estaba estancada, no era tan sencillo lograr mover el papel y que este siguiera ocultando el chacra detrás. Por lo que le explicaba era algo parecido al camuflaje con espejos, si un objeto inmóvil se cubría con espejos en ciertos ángulos reflejaría las cosas a su alrededor volviéndose imperceptible, así funcionaba la protección de la casa, pero si dicho objeto cubierto de espejos se trasladaba, durante dicho traslado la imagen reflejada no coincidiría dejando ver que había algo debajo. Necesitaba conseguir que la imagen coincidiera perfectamente todo el tiempo sin importar la velocidad. Era un dolor de cabeza el tema pero al menos agradecía que el jefe hubiera decidido conservar esa guarida para poder trabajar más a gusto, le era molesto tener que estar cambiando de casa, aunque no necesitara cargar nada y para retomar solo necesitara un pergamino en blanco y tinta, porque todo el conocimiento estaba en su cabeza. Su motivación estaba puesta en ello pues de conseguirlo, acabaría con los Hyūga no en un ataque directo, sino dejando completamente inservible ese ojo del que tanto presumían, a ver qué tan prestigiosos podían ser cuándo les arrebatara su ventaja. Siempre era chistoso verlo con una sonrisa macabra que no coincidía con su aspecto.

El Clan KazirgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora