Aprendizaje

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- Bien ¿qué has aprendido hasta el momento? — él se estaba comiendo una pera, era viernes, llevaba esa semana sentándose a leer después de hacer el almuerzo en el frente de la casa, con un poco de práctica realmente no era tan complicado lo de ver solo con su visión periférica

- Tuuli no pelea — él se rio — Hiroku es el que mejor puntería tiene, Ikkaku es el más fuerte, Jannos y Uryuu tienen un estilo similar, no es solo su apariencia, no pueden con ellos cuando forman pareja

- Tienes un ojo entrenado para los combates pero cometiste un error — ella escuchó atenta — no hagas afirmaciones si solo es una suposición, a Tuuli no le gusta pelear, por eso evita hacerlo, sabe defenderse lo suficiente si es necesario y es endiabladamente rápido. Ninguno de nosotros logra atraparlo en una carrera.

- ¿No deberías estar entrenando con ellos?

- No puedo, dije que estoy cocinando — dio otro mordisco — ahora dime qué ha pasado mientras hablábamos

- ¿Qué?

- No puedes dejar de prestar atención a tu entorno solo porque alguien se acerca a hablar, debes ser capaz de entablar una conversación y seguir viendo, por ejemplo que Ikkaku está a punto de golpear a Jannos y todos tendremos que separarlos — un impacto sonó, una grosería fue gritada al aire y de repente Ryuuken no estaba frente a ella, podía ver a Uryuu sosteniendo contra un árbol al hombre que le sacaba casi una cabeza de estatura mientras los demás sostenían a Jannos

- ¡Lo voy a matar de una puta vez!

- ¡Suéltame Uryuu! ¡Le voy a dar otro!

- ¿Por qué hacen lo mismo siempre? — preguntó el menor cansado, inmovilizando por debajo de los brazos a Jannos — esto está empezando a ser aburrido

- No sabía que habías vuelto a tener cuatro años y tenía que entretenerte — arremetió dejando de luchar por soltarse

- Bien, ya que Ryuuken se dignó unirse rotaremos, Ikkaku y Jannos juntos a ver si se calman — habló Uryuu antes que pudiera responderle

- Cómo sea — los dos hombres se sacudieron la ropa y se pararon uno junto al otro, dándose la espalda y tomando posición de combate

Se quedó un rato más viendo las batallas, probablemente podría preguntar por la conflictiva relación que tenían esos dos específicamente, pero la verdad es que no le interesaba. Casi dos horas después se detuvieron, entraron a comer y dijeron que tomarían una pausa de una hora. Cuando prosiguieron ya no se veían tan animados como antes. El fin de semana entrenaron solo por la mañana y finalmente ese domingo antes de dormirse Uryuu le había dicho que estaría unos días por fuera, pero eso no significaba que fuera a llegar a la aldea antes que él, ella rodó los ojos por la advertencia, ganándose un fuerte pellizco que le dejó un morado en sus costillas. En la mañana los vio salir, alcanzando a notar que los dos mayores se habían vestido casi igual.

Todos se habían ido, bueno, casi todos. Tuuli también estaba en la casa pero más allá de verlo en las mañana al desayuno no se lo cruzaba, se la pasaba encerrado en uno de los cuartos del primer piso y ella no se había asomado, así que era casi como estar sola. Lo cual era bueno, no solo porque podía estar y dormir tranquila, sino porque en general le gustaba que no hubiera nadie y de cierta forma se podía mentir a sí misma y creer que estaba de vacaciones en una casa de campo, en esa ensoñación en cualquier momento las vacaciones terminarían y ella tomaría su maleta para volver junto a Neji, quien la recibiría con un beso. Esa era la quinta noche sin él, pero todo lo bueno llegaba a un final, estaba por quedarse dormida cuando su alegría terminó, podía escuchar claramente en la sala las voces de varios de ellos. Refunfuñó un poco pero se quedó acostada, sabía que entraría en cualquier momento a la habitación y su cuerpo se estaba tensando de solo pensarlo, ahuyentando cualquier rastro de somnolencia que tuviera. Casi media hora pasó hasta que la puerta se abrió pero la luz no se encendió, sintió el peso al otro lado del colchón pero no le habló, primera cosa extraña. La cobija se levantó y una mano se deslizó por su costado, deteniéndose en su trasero, segunda cosa extraña. Esa misma mano se metió debajo de su blusa, tomándola del abdomen para que quedara boca arriba, lo vio a centímetros de su cara por medio segundo antes que la besara, tercera y última cosa extraña. Ella se desconectaba cada vez que él la tocaba, pero aun así sabía que no era él quien lo hacía, aunque a simple vista lo pareciera. Intentó apartarse pero la aprisionó con rudeza, maldito. No podía ganarle en un duelo de fuerza, pero no iba a dejar que eso continuara, así que empezó a buscar alguna idea, y entonces recordó aquel libro sobre kunoichis, el punto débil de cualquier hombre, especialmente en esa situación. Se concentró en controlar sus arcadas mientras le correspondía el beso, resbalando su mano por su pecho hasta el lugar que buscaba, él había bajado su defensa tal y cómo había leído que pasaría, fue entonces que agarró aquello que definitivamente no quería tocar ni en su más horrible pesadilla y concentró su fuerza en la mano para apretarlo sin compasión. Logrando que se separara

El Clan KazirgaWhere stories live. Discover now