Delirio

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Unió sus labios en un contacto desagradable, pero no se apartó. Puso una mano en su espalda y con un movimiento la alzó y empezó a alejarse a alta velocidad. Quería decir que disfrutaba el viento en su cara, pero la sensación esta vez era completamente diferente, había llegado a Konoha en la seguridad de la espalda de Neji y ahora se había ido en los brazos del hombre que había intentado abusar de ella en repetidas ocasiones. Por el camino pararon en contadas ocasiones por necesidades fisiológicas y nada más, no le dirigió la palabra en todo el trayecto. Aunque oscureció él siguió avanzando un par de horas más hasta que finalmente frente a ellos apareció una pequeña posada del camino. El hombre que atendía los vio con una sonrisa pícara mientras les entregaba la llave de una habitación matrimonial. Se ofreció a mostrarles donde quedaba pero Uryuu le contestó que no era necesario, ella solo lo siguió sin decir nada y se quedó completamente inmóvil una vez adentro del cuarto

- Desvístete — se estremeció al escuchar las palabras — rápido — él tomó la maleta que ella llevaba y la dejó al otro extremo de la habitación, con manos temblorosas se quitó la prenda superior, dejándola caer al suelo y antes de perder la poca seguridad que tenía desapuntó el pantalón y nuevamente se quedó quieta ahora solo en su ropa interior, abrazándose a sí misma para cubrirse un poco. Sabía que era lo que iba a pasar pero no estaba ni mínimamente preparada — en tu aldea ya debieron notar que te fuiste — le habló — así que vamos a continuar el viaje al amanecer para estar en la seguridad de la guarida lo antes posible — se acostó en la cama — necesitaba estar seguro que no ocultabas nada, por esta noche solo dormiremos, no se repetirá — le hizo un gesto para que se acostara a su lado, lo obedeció y él puso una mano sobre su abdomen. Su piel se erizó, pero no de una buena forma, todo en ella le decía que huyera, respiró profundo para no hacer caso a su cuerpo — estoy cambiando de parecer sobre no hacer nada — le susurró al oído empezando a morderle el cuello — pero realmente necesito las horas de sueño — la acercó más, girándola para que quedara de lado y dándole la espalda — duérmete — la respiración de él poco después empezó a ser acompasada, con un brazo por encima de ella. Estaba incómoda y no logró dormir mucho, el poco tiempo que lo hizo soñó con Neji, con esa hermosa última vez antes de drogarlo, sabiendo que no volvería a pasar.

Al amanecer él despertó primero y le dijo que se apresurara. Se vistió con la misma ropa del día anterior pues no le entregó su maleta. Salieron de la posada tras un rápido desayuno y volvió a llevarla en brazos, no hubo ninguna pausa en el camino, tan solo un par de horas después la descargó frente a un letrero que decía Takigakure, de lo poco que había leído de geografía era una aldea a por lo menos dos días, pero le había tomado mucho menos tiempo hacer el recorrido. Él caminaba con seguridad, se notaba que sabía exactamente a dónde se dirigía mientras la llevaba de la mano. Ella observaba todas las casas a su alrededor hasta que de repente se detuvo y abrió una puerta, era un departamento en el que no había nadie. Lo vio abrir algunas cortinas y ventanas para que mejorara la ventilación e ir a uno de los armarios para sacar una toalla y entregársela.

- Báñate — asintió pero no supo hacia dónde ir — última puerta a la derecha, adentro hay otra puerta a la izquierda

Con paso lento se dirigió a la ducha, se desvistió dejando su ropa doblada sobre el inodoro pues no estaba segura si tendría que ponerse de nuevo lo mismo o ahora sí le permitiría usar algo limpio. Reajustó su peinado para evitar así que se le fuera a mojar el cabello, el agua estaba tibia por el sol que estaba haciendo en ese momento y dentro del cubículo había un pequeño tarro de jabón del cual tomó un poco, a falta de una mejor opción. Hubiera deseado poder quedarse allí, no salir de debajo del chorro de agua, pero no tenía sentido seguir intentando posponer lo que le esperaba. Contó hasta veinte, no iba a llorar, tenía que mostrar compostura y actuar respetando su propia decisión. Cerró el grifo y se envolvió en la toalla. La cabeza pelinegra se asomó en la puerta cuando iba a tomar la ropa para volverse a vestir

El Clan KazirgaWhere stories live. Discover now