Pesadilla

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Después de ducharse rápido y cambiarse la ropa, estuvo toda la tarde sentada en el sucio colchón, esa habitación no tenía más opciones para acomodarse. Se sentía intranquila, esos días de cautiverio habían sido duros, más no insufribles, pero muy dentro de ella sabía que se iba a desatar lo peor. Hiroku dejó la bandeja con la cena frente a ella y se retiró, observó la bandeja y su estómago se retorció, no quería nada. Fijó su mirada en el cuchillo que estaba allí, al parecer su captor se había equivocado y en lugar de una cuchara había puesto ese cuchillo. Lo tomó y fue a esconderlo en el baño, esperando que no notaran su ausencia, tal vez con eso podría abrir las manillas.

La comida fue recogida intacta, nadie más se asomó a la habitación y ella empezó a sentir que el sueño la vencía, no quería dormir, estaba paranoica y con sus nervios de punta. No escuchó la puerta abrirse, solo sintió de repente un peso sobre ella, una mano le tapaba la boca para que no pudiera gritar.

- Soy yo — le dijo Uryuu al oído ¿se supone que eso la iba a calmar? Le destapó la boca y le dio unos besos en el cuello

- ¡Vete de aquí! — chilló.

- No, te dije que eres mía y todo parece indicar que tengo que probarlo — él deslizó su lengua por su mejilla, ella sentía aversión

- ¡No, alejate! — volvió a pedir mientras lo empujaba, increíblemente logró quitárselo de encima en un solo intento

- ¿Qué fue eso? — preguntó él confundido, esa fuerza solo era posible usando chacra, las manillas perdían efecto — lo dejaré por esta noche, pero me cobraré ese empujón.

Salió de la habitación y ella al igual que las veces anteriores intentó limpiar el rastro de saliva que tenía en su mejilla.

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- ¡Tuuli! — llamó Uryuu entrando a la habitación de este

- ¿Qué quieres? — dijo este adormilado mirando el reloj junto a la cama — ¡Es la maldita una de la mañana!

- Sal y consigue otras manillas, las que tiene la chica están perdiendo efecto — hizo una pausa — está empezando a usar chacra aunque ella no tiene idea aún de como canalizarlo.

- Toma — contestó sacando algo de uno de los cajones de la mesa — conseguí varias, pero ten cuidado, se desgastan con el agua.

- ¡Y hasta ahora lo vienes a decir! — salió de la habitación y se fue a dormir.

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- Buenos días chiquilla — la despertó otra vez la voz de Uryuu en su oído, ella se incorporó lo mejor que pudo para alejarse

- Bu...buenos días — murmuró al ver que no le retiraba la mirada

- Aquí está tu desayuno — se giró y levantó la bandeja del suelo

- Gracias — recibió la bandeja y empezó a mordisquear el pan que había allí

- Es bueno que sepas que de ahora en adelante me verás solo a mí

Ella se quedó en silencio mientras terminaba de comer, él no le quitaba los ojos de encima, eso la fastidiaba y la hacía sentir incómoda. Le entregó la bandeja desocupada esperando que así se retirara. Él se la recibió y la dejó un lado.

- Ven — le extendió la mano para que se acercara, porque ella estaba en la esquina más alejada del colchón. No quiso moverse. No vio la bofetada aproximarse a su cara pero si sintió el impacto y el dolor que hizo que sus ojos se llenaran automáticamente de lágrimas — no me gusta repetir las cosas — volvió a extender la mano y ella empezó arrastrarse despacio en el colchón, él la tomó de la muñeca para que se apresurara.

El Clan KazirgaWhere stories live. Discover now