Temor

323 48 0
                                    

- ¿Qué recuerdas? — ella no contestó — ¿Recuerdas cómo llegaste aquí? — negó con la cabeza intentando no perder el rastro de la luz — ¿Recuerdas tu nombre? — pero vaya pregunta absurda pensó por un momento intentando buscar en su memoria

- No — llevó una de sus manos a la cabeza pues el dolor se había vuelto más intenso — No recuerdo nada.

Alguien en el lugar soltó un bufido.

- Presta atención porque no lo repetiré, él es nuestro jefe Uryuu — el sujeto de cabello negro debajo de las orejas y gafas — ellos son Ryuuken — el que la había revisado con la linterna — Ikkaku — el más alto, gordo con el cabello negro muy corto — Hiroku — pelirrojo — Tuuli — bajito, cabello rubio — y yo soy Jannos — alto, cabello negro a los hombros, bastante parecido a Uryuu. Todos tenían el mismo color de ojos, negro — Somos miembros del desaparecido clan Kazirga y tú chiquilla — la señaló — estás aquí porque le importas al chico Hyūga del que nos vamos a vengar, eres una carnada.

Ella abrió mucho los ojos pero no contestó

- No intentes algo estúpido como escaparte, no lo lograrás — dijo uno de ellos pero no alcanzó a ver cuál, mientras todos se retiraban de la habitación dejándola sola, ella observó todo a su alrededor, ¿carnada? ¿Iría a rescataría? también quería saber para quién era importante y si dicha persona podría ayudarla a recordar su vida.

- ¿Por qué le dijiste todo eso? — escuchó que preguntaban afuera

- ¿Y ahora de que mierda me acusas Ikkaku? En serio que tienes que dejar de juzgar todos mis movimientos

- No te hagas el santo Jannos, sabes perfectamente que no tenías que decirle eso a la chica

- Ikkaku tiene razón, Jannos no debiste decirle todo eso, la pobre está abrumada por no recordar nada y muerta del susto, la próxima vez dile que la vas a violar y verás que se desmaya ahí mismo

- Es una gran idea, gracias Tuuli

- ¿Cuál de las dos? ¿Qué se desmaye o violarla?

- Las dos, pero prefiero que no pasen en ese orden, quiero que esté totalmente despierta cuando haga lo segundo.

- Con esas manillas — ella miró sus muñecas y observó los dos aros que allí reposaban — sabes que será imposible... además creo que Uryuu ya se la pidió, no es buena idea tocar su botín.

- Por favor — replicó Jannos — Uryuu solo la quiere para fastidiar al Hyūga, creo que pretende violarla mientras el niño observa solo para hacer que su cabeza explote... en cambio yo solo quiero poder disfrutar ese joven cuerpo

- Eres un pervertido Jannos

- No puedes negar que tiene un buen cuerpo Ikkaku, eres tú quien la ha cargado

Ellos se quedaron en silencio, o ella logró desconectar sus oídos y dejar de escuchar. No era agradable lo que escuchaba, quería huir de ahí e ir a algún lugar en el que supiera que estaba segura, se abrazó a sí misma intentando consolarse, intentando olvidar que dos de los hombres ya habían posado su mirada en ella, Uryuu y Jannos, los dos que se parecían, debía evitarlos todo lo posible.

~

Los minutos poco a poco se volvieron horas, horas que pasaban lentamente, el sol salió, se ocultó y luego volvió a salir. Llevaba día y medio en ese lugar hasta donde podía decir y siempre sentía como algo le robaba las energías impidiéndole moverse libremente y correr, observó sus muñecas, esas manillas eran las culpables así que empezó a intentar quitarlas con sus uñas, pero parecían soldadas sin forma alguna de romperlas.

El Clan KazirgaWhere stories live. Discover now