Capítulo 90

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Sabía perfecto como hacer que Damián bajara la guardia, he aprendido a usar sus misma tácticas para hacerle creer que sí, que ha ganado, que ya todo estaba bien y que finalmente me había ceñido a sus reglas y órdenes.

Pero no, yo tenía muy claro mi objetivo: sacar a mi hija del maldito mundo oscuro en el que él estaba metido, antes de que fuera muy tarde. Y lo haría, pese a todo lo haría. Todo ante mi hija perdía valor y sí su vida estaba en peligro me importaba una mierda tener que pasar por encima cualquiera para ponerla a salvo.

Como bien se lo dije hace unos días: se estaba subiendo a una balanza, y estaba perdiendo. Yo no iba a quedarme de brazos cruzados esperando a que sus malditos enemigos vinieran y volvieran a arrebatarme a mi hija.

Y creo que ya había esperado suficiente, cuatro malditos días en los que no tuve ninguna respuesta. No vino a mí a decirme: Muy bien, Ám. Quiero salir. O un simple: Intentemoslo. Creyó que simplemente yo ya había renunciando a la idea, creyó que sí envié a Mía a Nueva York con Camerón fué porqué justo entonces me dió por hacer drama y llamar la atención enviado a mi hija lejos de mí.

Por más que traté de persuadirlo, de hablar del tema y convencerlo siempre terminaba evadiendome, basándome con la única intensión de que cerrara la boca y dejara de hablar de eso. ¡Estaba tan enojada con él! No, más bien el sentimiento adecuado para definir que era lo que exactamente sentía por Damián en estos momentos era decepción.

Dolía, decepcionaba una enormidad su actitud, parecía que ni siquiera estuviera pensando, que todo lo que está haciendo es por puro impulso y que no se da cuenta que nos pone en riesgo... Que pone a Mía en peligro. Está dándome la impresión de que prefiere seguir conservando su asqueroso mundo de mierda que a nosotras que somos su familia.

No lo entendía, intentaba hacerlo pero de verdad no podía. Llegué a pensar que quizás había un plan tras todo estó; tras la mudanza, la casa a la que habíamos regresado, pero entonces ¿Por qué no me lo dice? ¿Por qué no termina de destruir el ring que habíamos armado desde hace varías semanas y en el cual nos la pasábamos la mayor parte del tiempo? Sólo quiero explicaciones, quiero sentirme segura, sí tiene un plan ¡Pues, que me lo diga! ¡Joder!

Pero sí no me ha dicho nada es porqué quizás no existe un plan y eso sólo me lo estoy imaginando, quizás él está improvisando. Está actuando por impulso y no se da cuenta, o no quiere darse cuenta que sus impulsos pueden acabar con lo que hemos construído a lo largo de esté tiempo.

Hace dos días cuando regreso con Mía a casa, después de nuestra discusión fué a la habitación, se disculpó dijo que estaba arrepentido, que todo lo sucedido lo había estresado y que no quería hacerme enojar. Pero nunca, nunca de su boca salió lo que tanto quería escuchar, la única razón que esperaba para no ponerle punto y final a una historia que aún creía y quería salvar.

Eso sólo me confirmó que estaba bien, que lo que tenía en mente debía seguir. Que sí quería salvar a mi familia aunque fuera sin su consentimiento debía seguir a mi modo, ya no más sus formas, sus reglas, sus órdenes. Ahora era mi turno.

Esa noche lo perdoné, le sonreí dulcemente y lo abracé como sí en lugar de mi enorme esposo fuera mi pequeño bebé. Los días siguientes seguí actuando de la misma forma, y por lo único que peleamos fué cuando de nuevo intentaba persuadirlo para recibir de una vez por todas la respuesta que tanto ansiaba, pero como dije antes; todo terminaba cuando el atacaba mis labios para silenciarme y luego de eso terminabamos desnudos sobre la cama.

Ese mismo día también hablé con Cam, resulta que mi celular no estaba perdido, sino que Damián se lo había llevado para que Camerón no me dijera lo que había sucedido mientras él regresaba a Seattle. Intentó también llamarme al celular que había comprado para comunicarme con él, pero al ser clandestino solía apagarlo después de utilizarlo.

No Puedes Escapar De Mí.©Where stories live. Discover now