Cap 14

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Al amanecer me desperté más temprano que de costumbre, me duché, me vestí y cuando estuve lista fuí hasta la puerta. Por un momento pensé que seguiría cerrada y que el maldito rubio me había engañado, pero apenas giré el pomo y esta se abrió sin objeción alguna.

Por lo menos tenía palabra.

Cuando salí de la habitación llegué a la pequeña sala de estar dónde Hansel estaba hace dos días cuando salí con Carmen, pero ahora no había nadie. Me acerqué con cautela al ventanal del tamaño de la pared que estaba cerca de dónde estaban los sofás y miré a través de él.  Eran las seis o siete de la mañana, la verdad no me había fijado en el reloj de la habitación cuando salí, pero lo intuía por la opaca claridad que había en el exterior. Desde esté ventanal podía ver el patio trasero y desde la altura en la que estaba lo que había después de los altos muros y el alambrado eléctrico; bosque, la cantidad de árboles que había era tan espesa que solo podía ver la copa verde de los árboles.

Dejé de mirar por el ventanal y seguí caminando hacia el piso de abajo. El lugar parecía estar vacío el recibidor y la sala de estar estaban sumergidas en una tenue oscuridad, pero de dónde recuerdo que era la cocina podía oír voces de mujeres que se reían animadamente. Entonces me dirigí allí, quería encontrar a Carmen ya que ella era lo más cercano que tenía a una “amiga” en ese lugar.

Cuando llegué a la cocina solo había cuatro de las seis chicas que había conocido anteriormente y sí mi memoria no me falla eran: Amelie, Callie, Anna y Clarisse. Todas me miraron como la primera vez que llegué aquí y por unos muy breves instantes me sentí cohibida.

––Les juró que no me he escapado.–– dije poniendo mis manos al frente, ellas rieron y yo fruncí el ceño.

––Lo sabemos–– dijo Amelie con dulzura, al parecer esa era su forma de hablar–– El señor nos ha puesto al tanto a todos los empleados–– aclaró rascando la parte de atrás de su cabello.–– es solo que no pensamos verte tan pronto por aquí.

––Solo conozco a Carmen y el camino hasta acá–– me encogí de hombros.

––Carmen aún está dormida–– intervinó Callie haciendo que posará mis ojos en los suyos.–– pero si quieres puedes quedarte con nosotras y así no solo conocerás a Carmen–– sonrió amablemente y yo asentí con una sonrisa.

––¿Que hacen? ¿Puedo ayudarlas?–– pregunté, acercándome a ellas. Estaba tan hastiada de no hacer nada que si me pedían que limpiará el piso con un cepillo de dientes lo agradecería enormemente.

––Estámos haciendo el desayuno–– habló Anna mirando el contenido del sartén sobre la estufa–– y no te preocupes, estamos bien.

––Por favor–– insistí––ya no toleraría otro día más sin hacer más que mirar.

––Si quieres puedes ayudarme a picar la fruta en trozos–– la voz de Clarisse hizo en mi rostro se dibujara una gran sonrisa y me acerqué a ella para empezar.

––Ten–– miré la taza de porcelana que me tendía Amelie ya cuando había empezado a cortar la fruta.–– supongo que te gusta el café–– asentí varias veces tomando la taza y bebiendo el primer sorbo del líquido caliente y exquisito para luego colocar la taza a un lado y continuar con lo que estaba haciendo–– a veces hago preguntas tontas ¿A quién no le va a gustar el café?

Todas reímos.

––¿Cuantos años tienes Ámbar?–– preguntó Anna.

––Diecinueve, en pocos meses cumpliré los veinte.

No Puedes Escapar De Mí.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora