Capítulo 60

17.4K 1.1K 196
                                    

Damián Webster.


Salí toda velocidad de la habitación, empecé a dar
gritos como loco desquiciado que junto a los de Ámbar diciéndome asesino, hijo de puta, y un sinfín de insultos más, eran bastantes alarmados. Logramos despertar a Carmen y nos encontramos con ella en el recibidor.

Le dije entre gritos desesperados que fuera en busca de Hansel y le dijera que me alcanzara en la clínica, ella sin rechistar obedeció. Subí en la parte trasera del auto y al no encontrarse Dan, Chris fué nuestro chófer.

Ella durante todo el camino no paró de quejarse, de decir que le dolía mucho. No paró de llorar y decirme cada dos minutos que sí nuestra hija moría sería únicamente por mi culpa.

¡Y joder, Tenía razón!

Aún le faltaba un mes para nacer, y yo sabía que una pelea con Ámbar la alteraría mucho. Tenía que haberme quedado callado, no debí caer en sus provocaciones.

¡Pero mierda! Cuando la maldita rubia estaba enojada lo único que salía de su boca era veneno e idioteces. Hacía que mi cabeza explotara, me hacía perder la calma en cuestión de segundos.

A las tres camionetas que nos seguían se le unió una más cuando apenas llevábamos diez minutos de camino. Al llegar a la clínica, Hansel, Carmen y Amelie salieron de ella.

Hansel se encargó de darle órdenes a los guardias para proteger el edificio, mientras yo me ocupaba de llevar a Ámbar al interior con Amelie y Carmen siguiéndonos. Tan pronto como entramos en recepción un enfermero se aproximó hasta nosotros con una silla de ruedas.

Una vez que ella estuvo allí seguimos corriendo, pero esta vez siguiendo al enfermero.

Y ahora estabamos aquí; ella acostada en una camilla en la sala de partos, sólo me permitieron entrar a mí por lo que Amelie y Carmen tuvieron que quedarse en la sala de espera.

En el lugar habían cinco personas además de ella y yo, el ambiente era tenso, el doctor había explicado que la niña podía nacer, pero que el parto podía complicarse, pues, era prematuro.

Sentía mi corazón martillar mi pecho con desespero, estaba nervioso, lo aceptó.

—¡Debes esforzarte un poco más!— exclamó el doctor en su dirección. Y con el rostro totalmente teñido de rojo ella negó— ¡Vamos! ¡Uno!— Empezó a contar y más lágrimas salieron de sus ojos, tomé su mano y me acerqué a ella para dejar un beso en su frente— ¡Dos!— al principio trató de esquivarme, pero se rindió, estaba muy cansada y angustiada para seguir con eso— ¡Tres!

Cerró sus ojos y soltó un pequeño grito al mismo tiempo que volvía a pujar con fuerzas.

—¡Mas fuerte!— exclamó nuevamente el doctor.— Uno...

—No puedo más— susurró entre llanto para mí— ya no puedo, es muy...

—¡Dos!— volvió a exclamar el doctor.— ¡Un intento más! ¡Ya casi la tengo!

—Uno más muñeca, debes hacerlo— besé su frente— falta muy poco amor.


—¡Tres!— gritó el doctor y ella volvió a hacer lo mismo que estaba haciendo desde hace más de una hora.

Pero no soportó más, lo intentó pero no pudo. Su rostro de esfuerzo y sufrimiento fué cambiado enseguida por uno de relajación cuando cerró los ojos y dejó de hacer lo que el doctor pedía.

—¿Ám?— palmeé su rostro transpirado con delicadeza pero no despertó— ¡Ámbar!— grité entrando en desesperó.

—¡Se ha desmayado, doctor!— le avisó uno de los enfermeros al doctor.— ¿Preparamos todo para una cesárea?— con el corazón acelerado y los nervios consumiendome yo no hacía más que mirarlos confundido.

No Puedes Escapar De Mí.©Where stories live. Discover now