cap 17

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Damián Webster.

Quería matarla, tan solo mirarla me provocaba un enojo descomunal. Todo se había ido a la mierda por su culpa ¡por sus malditas ganas de escapar de mí cuando ya le había aclarado que eso no pasaría!

Quise matar a Jack Ross desde el primer momento que su mirada recayó en Ámbar y justo cuando iba a dispararle uno de sus hombres se lanzó sobre mí provocando que mi arma cayera lejos, así que después que uno de mis guardias le quito la vida al hombre tan pronto como cayó al piso, fuí contra el maldito que se había atrevido a tocar con morbo la piel de Ámbar.

Pero aún no estaba muerto cuando tuvimos que salir de aquel lugar por falta de refuerzos, y eso solo significaba el inicio de una guerra que no acabaría hasta que uno de los dos muriera.

Fuí un completo idiota, estaba tan relajado con el cambio positivo que había empezado a tener con todos en la casa que no me detuve ni un solo segundo a pensar que posiblemente estaba maquinando una de sus malditas y torpes ideas.

Ahora solo por un pequeño error las consecuencias que debía pagar serían enormes. Todo hubiese salido bien si ella no hubiera aparecido.

Sentía mis manos tensas mientras sujetaba con todas mis fuerzas el volante, hasta que no supe como seguir controlando toda la furia que tenía por dentro y explote pegándole con fuerza una y otra vez al volante haciendo que el claxon sonará.

Llevábamos mucho tiempo en la carretera y en todo ese tiempo no quise ni siquiera mirarla para no lastimarla, pero ya no podía seguir conteniendo la ira, sí no la dejaba salir acabaría muy mal.

— ¡¿Tienes una puta idea de todo lo que has causado?! — miré en su dirección unos instantes antes de poner la vista nuevamente en la carretera. Sus sollozos se hicieron más altos, pero eso no me conmovería lo que la jodida rubia había ocasionado nos iba a costar mucho. — ¡¿Que parte de que no vas a lograr escapar nunca no has entendido?! ¡¿Eres imbécil o que?!

Cerré los ojos con fuerza y pasé mi mano con frustración por mi cara antes de echar mi cabello hacia atrás con la misma. Si seguía de aquella forma terminaría haciendo algo de lo que después me iba a arrepentir, y eran muy pocas la veces que yo me arrepentía de algo.

Cuando la verja de la mansión apareció en mi campo de visión agradecí internamente, mis sienes estaban empezado a palpitar debido a la rabia que aún no había sido liberada.

Una vez que crucé la verja estacioné el auto mirando como las otras dos camionetas seguían hasta el estacionamiento dónde estaban los otros vehículos, ahí estarían más cerca del lugar subterráneo con todos los artículos, materiales y máquinas necesarias para atender a las personas heridas después de momentos parecidos al que acabamos de pasar.

Bajé del auto y cerré la puerta dando un portazo. Esperaba que ella se bajara por su propio pie, pero en vista de que no lo hizo abrí su puerta. Ella miraba al frente con lágrimas en toda su cara, había sangre que provenía de su labio regada por toda su mandíbula y en su cuello habían finas líneas de las misma pero esas ya estaban secas. Su pijama también estaba cubierto de sangre pero esa era la sangre de Hansel, sus piernas y manos también estaban cubiertos por sangre seca que no le pertenecían.

—¡Que estas esperando! — grite haciendo que cerrará los ojos con fuerza y sus lágrimas se intensificarán — ¡Baja de una maldita vez, Ámbar!

No obedeció, estaba asustada, podía sentir su miedo.

Perdiendo la poca paciencia que estaba tratando de tener con ella la tomé del brazo con fuerza y de un tirón la saqué del auto y cerré la puerta con mucho más enojo. Envolví mi brazo alrededor de su abdomen y me encaminé con ella a la casa.

No Puedes Escapar De Mí.©Where stories live. Discover now