Capítulo 33

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Después de unos largos cuarenta o treinta minutos, Dan entró a una especie de campo, sólo se podía ver un gran terreno de césped verde y muy a lo lejos árboles que no dejaban ver más allá de ellos. A pesar de ser un lugar ubicado en medio de la nada, rodeado de árboles y sin una sola construcción, intuía que pertenecía a Damián, pues al entrar pude ver un tablero que advertía que no se cuantas hectáreas del terreno eran propiedad privada y un poco más abajo el apellido de Damián.

El auto siguió avanzando unos dos minutos más, hasta que se detuvo detrás de una de las dos camionetas que ya estaban estacionadas, miré por mi ventanilla y pude ver a varios hombres, unos diez quizás, entre ellos estaba Hansel riéndose con burla de uno de sus compañeros, y un poco más alejado estaba mi hermoso rubio.

Se encontraba ligeramente encorvado hacia adelante mientras tomaba de una mesa larga de madera un arma. Mis ojos se abrieron cuando me di cuenta de ese pequeño detalle, la mesa estaba repleta de muchas armas, pequeñas, mediana y otras más grandes.

¿Que carajos van a hacer?

—Quédate aquí— la voz de Dan hizo que dejara de ver a la bestia que inspeccionaba cada detalle de las armas frente a él, y lo mirara.— le diré al rey que estas aquí y él decidirá si puedes salir o no.

Quise reír, pero solo asentí. Este tipo creía que aún las mujeres hacíamos lo que los hombres dijeran.

Él tomó las carpetas negras que Amelie le había dado y luego bajó del auto, lo ví rodear el vehículo y saludar a otros chicos, pero cuando caminó directo a Damián, decidí que ya era hora de salir. Abrí mi puerta y ocasionando que la mayoría de los ojos se pasarán en ella.

Salí del interior del auto y sin esperar mucho corrí hacia Damián antes de que el pobre Dan llegará y recibiera algún golpe por mi culpa. Pasé por el lado de Dan corriendo y no me detuve a mirar su reacción, sólo sé que llegué hasta el rubio que no supo de mí hasta que como pude me paré frente a él y dí un pequeño saltó hasta rodear su cuello con mis brazos y quedar guindando de él. Su cuerpo se tenso tan pronto me abracé a él, y es que no le había dado ni un segundo ni siquiera para ver que era yo, pero cuando lo supo pasó uno de sus brazos por mi espalda para sujetarme.

—Señor...— habló Dan más cerca y me separé inmediatamente.

—Yo...

—¿Que carajos haces aquí?— me interrumpió con enojo.—¿Tú la trajiste?— miró ahora a Dan con ira.

—Sí señor, ella...— Él no estaba dispuesto a escuchar al pobre hombre y se acercó a él con enojo para golpearlo, pero automáticamente me puse delante del chico de cabello oscuro y dejé descansar mis manos sobre el pecho de la bestia.

—Yo le pedí que me trajera— hablé rápidamente para que no me interrumpiera.— es que necesito decirte algo. No le hagas daño, él sólo me ayudó.

Sus ojos azules me miraban con molestia pero después de unos segundos me cargó y pego mi cuerpo al suyo, para luego empezar a caminar hacia donde estaban estacionadas las camionetas. Había veces que me sentía como una jodida niña pequeña estando con él, pues me cargaba para llevarme de un sitió a otro como sí fuese muy difícil pedirme que caminara.

Abrió la puerta de copiloto de la camioneta del medio y me sentó en el asiento, él se posicionó entre mis piernas y tomó mi mentón para que lo mirara.

—¿Por qué carajos no me obedeces?— susurró con enojo moviendo sus hermosos labios rojos más de lo debido.— ¿Te cuesta mucho hacerlo? Te dije que no te quería aquí

No Puedes Escapar De Mí.©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang