Capítulo 73

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Damián Webster.

—Y por favor dígale a Ámbar que espero pronto conocer a su bebé— repitió la niña Evans por quinta vez.

Asentí en su dirección.

—Se lo diré pequeña— dije sin más y busqué a Hansel con la mirada.

—¿Es hermosa?— había hecho la misma pregunta durante más de tres veces en los últimos dos días.

Finalmente el viaje acababa hoy, en esté tiempo además de ir a la empresa Evans había cenado con James y sus hijos la noche anterior, y hoy habían venido con su padre a la empresa.

La verdad no tenía mi puta idea de como la pequeña copia de Evans podía tener tanta energía a está hora de la mañana ¡Joder a penas eran las seis y quince! Sí yo tuviera su edad estaría haciendo exactamente lo mismo que su hermano: durmiendo a pierna suelta en el sofá largo de la oficina de su padre.

—Es preciosísima— sonrió como sí estuviera imaginandose el rostro de mi hija en su creativa cabecita, así que sintiéndome un poco cohibido por mostrar a mi hija a otras personas no tan cercanas a nosotros, saqué mi celular del bolsillo interior de mi chaqueta de traje.—¿Quieres mirarla?— es sólo una niña no podía haber malas intenciones en ella.

Asintió con efusividad mientras mostraba sus pequeños dientecitos.

Desbloqueé mi teléfono con la huella dactilar, entre a la galería de fotos y seleccione una de la miles fotografías de mi pequeña Mía. Sonreí al mirarla, ya quería tenerla en mis brazos.

Finalmente mostré la foto a la pequeña Evans y enseguida cambió su rostro impaciente por uno de encanto total. Sí, mi bebé provocaba eso.

—¡Sí es bellísima!— confirmó en un chillido bastante alto y ví a su hermano removerse.— papi, quiero una hermanita igual— dijo a su padre que trataba de terminar un último documento para así poder marcharme a casa.

James Evans dejó de mirar el computador y se quitó lo anteojos para mirar a su pequeña con desconcierto, como sí se hubiera vuelto loca.

—Ya tienes a Daniels, princesa— recordó su padre aún con el ceño fruncido.

Ella no estuvo muy de acuerdo con las palabras de us padre y se cruzó de brazos notoriamente molesta.

—Daniels no es un bebé ¡Y tampoco es niña!— se quejó como sí aquel último detalle no fuese obvio para su padre.

Yo reí y volví a guardar mi celular. ¿Dónde se habrá metido el idiota de Hansel?

—Pues, entonces deberías hablar con mami— se desligó del tema con facilidad. Muy bien, empezaré a tomar notas...—Sin la firma de ella en la carta el pajarito no traerá bebés— ¿Carta? ¿Pajarito? Reí, Ámbar no firmó dicha carta y aún así Mía ha de estar dormida en su cuna.

Pero la niña ensanchó su sonrisa creyendo fielmente en las palabras de su padre.

Que fácil era mentir a los niños y lanzarle el peso de las decisiones difíciles a las madres.

—Cuando mami regresé mañana de Nueva York le diré que firmé la carta, papi—No pude evitar reír con diversión.

Es que su inocencia era divertida.

Evans soltó aire notablemente relajado cuando después de decir aquello último la niña caminó con alegría hasta sentarse en uno de los sofás individuales del living de la oficina y sacó de un bolso rosa con princesas dibujadas en él, una tablet y se dispuso a jugar en ella.

No Puedes Escapar De Mí.©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang