Capítulo 43

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Un hijo. Un bebé.

De nuevo estoy embarazada.

Nuevamente hay una vida en mi vientre.

¡Aún ni siquiera podía creerlo del todo! Ni siquiera cuando Damián caminaba conmigo de la mano, con su habitual aire de supremacía y altanería, por los blancos pasillos de la clínica.

¡Ni siquiera había tenido síntomas! Sino fuera por la ausencia de mi menstruación aún no sabría nada.

Mi mente estaba en blanco. Aún no podía digerir la noticia ¡No lo creería hasta que la maldita prueba lo confirmara!

¡Joder!

De la nada sentí una gran molestia recorrer mi cuerpo, y fijé la mirada en la ancha espalda del hombre que caminaba un par de pasos delante de mí, con mi muñeca entre su mano.

¡Maldito hijo de puta! ¡Se salió con la suya!


Quise golpearlo, quise pegarle en los lugares que más le doliesen, los mismos lugares que él me había enseñado a golpear. ¡Aghs! Justo ahora sólo quería patear sus redondas y sexys nalgas hasta cansarme.

—Buenos días— se detuvo frente a un escritorio y enseguida la mujer vestida de enfermera puso sus ojos sobre él, al mismo tiempo que esbozaba una sonrisa coqueta.

¡Hija de puta!

Teníamos más de dos horas en esté lugar, y es que, tan pronto como le dije que el test no era totalmente confiable, que Amelie me había dicho hace mucho que habían posibilidades de que se equivocara, él insistió en venir aquí, y tan pronto como amaneció salimos de la casa.

Y es que todo me salía mal, joder, yo sólo quería convencerme a mí misma que el jodido test estaba equivocado, que no había ningún bebé en mi vientre. Pero Damián, quería todo lo contrario, él sí quería confirmar, y sino fuera porqué en serio yo también necesitaba saber la verdad, me hubiese rehusado a venir. De esa manera aún seguiría en mi burbuja, en esa dónde sólo había espacio para mi bestia y para mí.

—Muchas gracias— su voz me sacó de mis pensamientos, y puse atención a su interacción con la enfermera. La chica sin dejar de coquetear con él le entregó un sobre y no perdió la oportunidad de acariciar la mano de mi bestia al hacerlo.

—Abrelo de una vez— hablé con firmeza para llamar la atención de ambos— quiero saber de una vez por todas sí vamos a tener un hijo o no.

Sólo dije eso con el único fin de que la estúpida enfermera dejara en paz a mi bestia, a mi novio, al padre de mi supuesto hijo. Pero la verdad era que mientras más se tardara Damián en abrir los resultados, mejor me parecía, pues, de esa manera podría prepararme más mentalmente, en caso de que el resultado sea el positivo.

Damián soltó un risita entendiendo perfectamente porqué había dicho aquello, en cambio la enfermera desvió la mirada y no volvió a mirarnos jamás. Sonreí con suficiencia al verla avergonzada.

—Vamos amor, estamos sobre la hora de la cita con el doctor— dijo y besó castamente mis labios, para luego reanudar la caminata.

Sí, él estaba tan seguro de la positividad de los resultados que había apartado una cita con un ostreta ayer mismo.

—Abrelo Damián— insistí mientras caminabamos— terminemos con esto de una vez por todas.— No quería saber el resultado, pero la incertidumbre me estaba comiendo viva.

Él me dedicó una mirada fugaz por encima del hombro, antes de detenerse y posicionarse frente a mí. Asintió con una sonrisa y sin despegar los ojos de mi rostro empezó a desgarrar el sobre.

No Puedes Escapar De Mí.©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin