Capítulo 92

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Policías por todos lados, ambulancias, bomberos e incluso había periodista que se mantenían alejados por otros policías que protegían el perímetro. Podía sentir los flashes a mis espaldas, el bullicio de todos, los periodistas preguntando cosas a los policías y en ocasiones gritándolas hacia mí.

Había entrado en pánico pero yo misma logré salir de él, y ahora sólo estaba allí parada, a un lado de la camioneta, con los ojos fijos en el lugar que los bomberos habían logrado apagar. Las lágrimas caían de manera incontrolable, mi mente estaba pérdida en lo que hubiese pasado sí no me hubiera ido, sí no lo hubiera dejado.

La hora pasaba las doce de la noche y aún no tenía noticias suyas, más de una hora había pasado desde la explosión y nadie había identificado nada, tenía la esperanza de que él no estuviera allí, me mantenía de la idea de que quizás fué el quien provocó el incendio para matarlos a todos, pero sí era así entonces ¿En dónde estaba él? ¿Por qué no había salido?

Un policía se había acercado para hacerme preguntas, a lo que sólo pude responder que nos habían secuestrado y que él no pudo escapar como yo, eso fué lo que Hansel me pidió que dijera y eso fué lo único que dije.

En todo esté tiempo Hansel estuvo conmigo, tratando de calmate, él me dijo que conocía perfectamente a Damián, que de seguro no estaba allí. Cuando las llamas se apagaron los policías entraron y luego salieron diciendo que todos los cuerpos allí dentro estaban irreconocible, que el fuego los había quemado casi en su totalidad.

Quise entrar. Quise ir y buscarlo. Quise correr al bosque y buscarlo a gritos. El no podía dejarme, el no podía dejar a Mía, dijo que nunca lo haría.

Hansel me convenció de que me quedara aquí, que acababa de sufrir un ataque de pánico y que la escena allá dentro podía hacerme entrar en otro. Me preguntó cuantas personas habían en total, le dije que contando a Damián eran siete, pues, los tres hombres que Damián mató cuando salí, ya se los habían llevado.

Con está información el asintió y después de dejar un beso en mi frente se fué junto a un oficial hacia dentro de la bodega o lo que quedaba de ella. Llevaba mucho tiempo allí dentro, más de diez minutos quizás y yo estaba empezando a desesperarme.

Miré a los guardias, ellos parecían estar perdidos en sus pensamientos, todos estaban cerca de mí, con sus ojos fijos en el lugar, otros sólo miraban a la nada y otros en cambio parecían estar atentos a cada movimiento.

Sorbí mi nariz y volví a poner los ojos nuevamente en la bodega, para minutos después ver a Hansel salir de ahí junto al policía que se quedó con sus compañeros y Hansel continuó su camino solo. Mi corazón empezó a latir con más fuerzas, las manos empezaron a sudarme pese a que estaban congeladas.

Me dediqué a mirarlo a medida que avanzaba, parecía tranquilo, perdido en sus pensamientos como lo estábamos todos, sus ojos estaban fijos en sus zapatos. No supe que deducir, no supe que escondía aquella postura. No pude descifrarlo.

En vista de que su pasos eran cortos, ausentes, y yo estaba muriéndome de la angustia caminé hacia él para acortar la distancia que nos separaba, me detuve frente a él y busqué su mirada.

Fría, como un témpano de hielo.

¿Que significaba?

—No está allí ¿Verdad?— susurré con la voz ronca y rota. No respondió— Por supuesto que no está él fué quien los asesinó...

—Hay siete cuerpos dentro— susurró interrumpiendome. Sentí como sí mi corazón era de cristal, de un cristal muy fino y por accidente cae al piso haciéndose añicos al instante, pero no conforme con eso; alguien viene y hace de esos añicos polvo al golpearlos una y otra vez con un martillo.

No Puedes Escapar De Mí.©Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz