31_Alianza Oficial (Anahí)

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Los actos trágicos de la vida a veces sorprenden: como la traición de Lara, o te hacen llorar cuando alguien se va como pasó con Megumi. Otros ocurren sin explicación, y el paso de los años no da su brazo a torcer.

Yo nunca he comprendido por qué mi familia me sacó de sus vidas. Llevo años cuestionándomelo. Mi padre decía que me amaba, pero a veces creo que no lo suficiente, e intento dudar del pasado; creer que él no permitiría semejante abuso, que él no me alejaría como lo hizo Libia, pero a veces también tengo dudas. Por ende, me aferro a la paz de Dios, creyendo que él me ama, pues, si las personas fallan al amarme, su amor permanece fiel. Nunca cambia. Nunca muere, ni se rinde.

Por tal motivo, mientras la vida y las personas me decepcionan no me he transformado en un ser gélido carente de sentimientos. Tampoco en alguien que no sufra por el dolor ajeno ni egoísta frente a las escenas dolientes. He asumido que a todos nos toca una dosis de dolor. Para mí fue el abandono que sufrí en la infancia y a pesar de tener demasiadas preguntas sin respuesta respecto a ese hecho, ahora mismo me alegra que así se diera todo. Porque después del dolor vinieron cosas mejores. Además, esta paz no me asegura la ausencia de dolor, pero sí me acompaña para que en medio de la mala experiencia me transforme como la oruga en mariposa. De modo que es un cambio drástico y fuerte, al mismo tiempo que imprescindible. En suma: comprender esto me ha hecho dejar de sentir pena por mí; por lo que me ha tocado vivir. Y siento que por fin avanzo.

Aunque de momento estoy recostada en una colchoneta dentro de la cueva. El NUCLEO es un sitio grande, trabajado por manos humanas, no obstante, para mi sigue siendo una cueva. La humedad y la oscuridad minimizada por antorchas así lo delatan. Aquí abajo no hay luz eléctrica, las alarmas son detonas de forma manual desde una habitación y las erosiones salta a la vista. Es un buen refugio más no el mejor.

Pienso en todo lo dicho por Astrid mientras agradezco la ausencia de terrores nocturnos. Si fuese alguien supersticioso diría que estaban atados al dormitorio del orfanato. Aunque de repente lo que está ocurriendo conmigo en este momento de mi vida me ha hecho capaz de dejar de tenerle miedo a mis miedos.

Antes de zanjar que ya me iré a dormir, recuerdo a Sacha. Su mirada altiva, a través de la cual pude reconocer la mirada de Megumi. Por tanto, lamento con creces no haber reconocido en Megumi, a una chica luchando contra el rechazo de una madre. Justo igual que yo.

— ¡De pie! –vocea Sacha horas después.

Mis amigas rumean disgustadas, contrario a Ken y Ryan que se sobresaltan con gesto brusco.

Ante nosotros, Adam y Astrid aguardan a que los igualemos en altura. Sacha carraspea y Astrid solo espera una reacción por parte de un soñoliento Ken. Inexpresivo, Adam ve más allá de nuestras cabezas.

— ¿Qué ha pasado? –yerra Ainhara al preguntar.

— Hay que levantarse, Ozeli, eso pasa –responde Sacha.

Dicho esto, la mujer sale por la entrada junto a Adam. Astrid termina cerrando la puerta y da un paso al frente.

— Bueno –dice– os explicaré cómo será la rutina de hoy, eso si no se arrepintieron pasada la medianoche.

Entonces, veo a sus ojos que brillan de felicidad.

Vestidos aún con nuestras ropas, bajamos a los baños del primer piso. Una jovencita alegre hace la compañía y abre la puerta para nosotros al llegar.

— Ya bueno, no es un baño –dice apenada– lamento no haber sido muy explícita pero les aseguro que el agua en los tanques está limpia. Fue traída ayer y aún no la hemos usado, además, lavamos los tanques con regularidad, eh y también los jarros. Oh, y las toallas son de ustedes. Yo mismas bordé vuestros nombres ayer por la noche para que no os confundáis.

Legado de Pilares [ADN I] |Finalista Wattys 2021|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora