22_La noche de las cuatro víctimas (Ankara)

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El dolor y la muerte son compañeras de viaje, eternas impacientes, e implacables. Se presentan sin censura, sin permiso, ni condescendencia. Bien lo supimos mientras corríamos para huir de la noche hacia un nuevo amanecer. Pues la madrugada, trajo consigo una explosión de vidrio bajo muchos pies y el dolor se amplificó en cientos de almas a causa de los caídos.

Me dije que era producto de mi imaginación, incluso llegué a pensar que lo había soñado, sin embargo, fue real. Las huellas de sangre cobraron espacio en disímiles lugares del orfanato. No me dio tiempo a cerrar los ojos. De modo que vi a Celeste desplomarse contra el suelo, a causa de una bala que la atravesó por la espalda.

Ella murió; yo quedé sin habla.

Cuatro horas antes del suceso, las pesadillas que tuviera una pequeña no eran comparables a lo que nos aguardaba.

— Estoy por pensar que me vigilas –le dejo caer con una sonrisa.

A propósito de ello la sombra alcanza el punto exacto donde siempre la veo.

— ¿Lo haces?

No emite respuesta, pero huelo un agradable aroma que se desprende de él. Aspiro sin agregar más, pues de repente medito en que no sé nada de esta persona, salvo que me gusta su compañía. Imagino que sea otro estudiante universitario que paga renta con el dinero de sus padres. Estudia en el día, mientras que en la noche invita a sus amigos a cenar y luego de aburrirse, deja la mesa para venir a casa a dormir.

Entonces, me encuentra.

Dicha idea comencé a tenerla luego de investigar este condominio. Razón por la cual supe que el sitio es bastante exclusivo, caro y demandado por estudiantes superiores.

— No estoy trise –aviso antes de comenzar mi desahogo–. Solo tengo muchos enigmas en mi cabeza, y no hablo de mi falta de recuerdos –aclaro–. He recordado algo más, sombra, pero... no sé, es... irreal. Soy pequeña, alguien me grita, pero se supone que no conozco a esa persona. Tengo miedo, además. Estoy segura de que no es un sueño aun cuando hay posibilidades de que lo sea.

Quedo en silencio procesando mis palabras, pues debo ser minuciosa y no hablar de más. A la sombra tampoco puedo contarle mi recuerdo con exactitud, además, esta noche no me siento del todo tranquila. De modo que no sé si es por el recuerdo, o a causa de algo más.

— Hablar con mi psicóloga de esto no es una opción por ahora. Siento que no estoy preparada para hacerlo –afirmo–. El contenido exacto... es complicado. ¿Me entiendes? –tomo una pausa– Da igual ya me lo anotas en tus conclusiones. Resulta que el viaje a Khopalka estimuló dicho recuerdo: veía el espectáculo de unos tragafuegos cuando me vino de golpe.

Todo inició en la misma casa y con la muñeca costosa, recuerdo al tomar otra pausa en mi disertación.

Las paredes de fuego en derredor hacían que temiera por mi vida. Entonces se oía una voz, entretanto mi espalda se arrimaba a una pared.

¡Emily Ana, corre!

Mamá. Papá... –balbucee al ver una ventana abierta sobre mi cabeza.

Una mujer gritó. Sin embargo, no descifraba ningún cuerpo cerca de donde me hallaba. Con todo, alguien sufría. Según mi deducción actual, creo que se estaba quemando.

No quería irme, aun así, la lógica me impulsaba a salir de aquella habitación.

O eso es lo que creo. Como también tengo la intuición de que ellos intentaban llegar a mí. No obstante, el fuego se interpuso y por tal motivo no fueron nunca en mi rescate.

¡Ana! ¡Ana...! –voceó el mismo hombre que antes llamaba a Emily Ana.

Después dejó de escucharse su voz.

Legado de Pilares [ADN I] |Finalista Wattys 2021|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora