20_En lo alto de una estrella (Anahí)

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Cerca de la media noche el licor daba rienda a la hiperactividad de Damián. Resultaba grato hablar con Martina, mientras que era incómodo compartir sitio en la mesa con Marya y Damián. Ella al parecer era su novia o algo similar, pues no dejaban de besarse.

Dudaba que fuera algo serio porque cuando ella llegó, horas atrás, a causa de una llamada por parte de él, ni Amir o Damián la presentaron como alguien cercano. Además, Martina la conocía tan solo de nombre como yo.

— Entonces conoces a Ryan –dije en una parte de la conversación.

No pude evitar nombrarlo, así como tampoco disimulaba en mi interior que lo extrañaba.

— Sí, lo conozco de vista. No somos cercanos, pero hemos estado compartiendo juntos en el mismo lugar, él es de Eglossa, como yo. Fue allá donde lo conocí, antes de venir a estudiar a Musa –me cuenta Mart–. Aquí no lo he visto mucho.

— En realidad, él es de aquí, pero vivió un tiempo en Eglossa por sus estudios.

— Oh no lo sabía. ¿Qué estudió?

— Lenguas extranjeras.

De repente, Marya suelta un gemido.

Amabas observamos a la pareja, en tanto se acrecienta nuestra y la molestia. Debimos habernos ido con el resto a ver los espectáculos de fuego, sin embargo, cuando los demás se fueron estábamos solas. Al cabo de minutos ellos llegaron y no pudimos zafarnos de su compañía.

No decimos nada: ni que paren, o que se vayan, pues Damián tiene el mismo derecho a estar aquí que nosotras. Por tanto, retomamos la charla, mientras bebemos de las malteadas.

— Yo lo conozco hace un mes más o menos. Ambos hacemos surf y por ello lo conocí –cuento mi pequeña historia sobre el día de la competencia.

Asimismo, voy omitiendo los detalles que puedan evidenciar el cariño especial que siento por Ryan. O la forma en cómo me siento de bien cuando estoy cerca de él.

— Cuánto me alegro por ti. Ahora eres mi hermana en la fe –comenta–. Creer en Dios es lo mejor que me ha pasado, más en estos tiempos que lo menos que les interesa a las personas es conocer a Dios. Bueno, a través de la historia ha sido así ¿o no?

— Es cierto. Hay cosas buenas que nunca acaban y cosas malas que nunca cambian.

— Por mi parte, cada día agradezco a Dios que me haya escogido para ser su hija –dice–. Mi vida antes de él... no estaba completa. Era confusa.

— Me ha pasado igual. La forma en que todo luce ahora es muy diferente, sigo siendo yo, pero hay algo nuevo en mí, como un nuevo patrón u otra perspectiva.

— Algo demasiado real que no piensas perder –concluye.

— Exacto.

— Es como una habitación obscura. Que permanece en dicho estado hasta que la luz de Cristo llega y va iluminado de apoco la habitación. Deja ver lo que no está en el sitio que debe, o lo necesario a cambiar, agregar, corregir. Es un proceso largo, tanto que la habitación nunca estará perfecta del todo, sino hasta que Cristo venga y diga la última palabra con respecto a ella.

Nunca lo había pensado así –me digo–. Es en las cosas más simples que se demuestra la verdad. Jesús hablaba en parábolas y daba grandes esperanzas acerca del reino, con todo, cuán difícil resultaba encontrar la verdad y aceptarla.

— Es bueno saber que la luz ha llegado a mi habitación, en serio. Me alegro de conocerte, de veras te digo que si tuviera celular te daría mi número.

Legado de Pilares [ADN I] |Finalista Wattys 2021|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora