7_Una sombra (Ankara)

461 288 82
                                    

Enjaulada. De tal forma me sentía dando vueltas dentro de mi habitación. El reloj en movimiento era testigo de esta espera que no hacía más que prolongarse.

Mi ego estaba herido y a consecuencia de ello la habitación era un desastre.

Había tirado el colchón de Megumi al suelo, los libros y todas las revistas de un estante que dos años atrás conseguimos en una carpintería por descuento, gracias a que tenía una pata coja. Sin estar satisfecha, fui a por las gavetas del armario, mismas que ahora se encuentran regadas por el suelo entre las pertenencias de ambas. No obstante, ni volver patas arriba la habitación me dio satisfacción, pues en mi interior se libra una batalla de sentimientos encontrados: ira, decepción, tención, desilusión, y tristeza.

Había llorado un poco sí, de modo que caminé hacia el baño para echar un tanto de agua en mi rostro. Siendo consciente del reflejo en el inmenso espejo, termino por perderme en un punto fijo dentro de él. Poco después, sin mayor relevancia, vuelvo a la habitación en donde mi compañera examina el resultado de mi desvarío histérico.

Emito un portazo; ella da un giro con sobresalto.

— ¿Explicarás a qué se debe este desmadre, o tendré que pedírtelo?

— Dímelo todo –exijo– y sáltate la parte en la que te cantó la canción.

— Fue una noche romántica Ankara ¿para qué deseas detalles?

— ¡Habla!

— ¡Bien! Después de la canción cenamos, fuimos a una pequeña feria que estaba lejos de aquí, tomamos helado y allí se me declaró de forma oficial.

La bofetada ocurre tan automática que hasta mí me sorprende. Meg cae al suelo y sostiene su rostro.

— ¡Eres una zorra!

Mis palabras al parecer envían un impacto retador a sus terminaciones nerviosas, pues de repente se alza con más decisión.

— ¡No es mi culpa! ¿De acuerdo? No sé por qué le gusto yo y no tú ¿vale? Quizás deberías pensarlo con detenimiento. ¡Solo influyes miedo en las personas...!

Ella muerde su lengua; mientras yo quedo preguntándome qué demonios ha sido eso.

— Termina tu idea.

— Me refiero a que no eres el centro del mundo, eso es.

— No; dices que influyo miedo.

— Sí Ankara –titubea– tratas mal a todos, pareciera que no tienes modales, no agradeces ningún acto bueno que hacen por ti, y otras personas todo lo que ven de ti es cuán mal tratas a otros.

— ¿En serio dices eso? –dudo– Hipócrita; tú siempre estás conmigo en esos momentos.

— Estoy a tu lado, sí, pero en la mayoría de las ocasiones no quiero hacerlo.

— Entonces qué tipo de amiga eres... la moralista que toma del brazo a la déspota.

— Solo quiero que seas mejor persona, nada más. Y para eso debes aceptar que esta no es tu mejor versión: déspota, maleducada, burladora, no Ankara; te debes a ti y a todos ser una mejor persona.

— ¿A todos? ¿A quiénes? No me importa el resto del mundo.

— Te importa Ken y ya viste que no eres el centro de su mundo, quizá porque tu forma de ser no es atrayente en ningún aspecto. Debes cambiar y para empezar a hacerlo acepta de una vez que no eres el centro del mundo, así como tampoco todo puede ocurrir como tú quieres.

— Nunca me habías hablado así –señalo.

— Tenía mis razones. Sin embargo, ahora me importan un carajo, la verdad.

Legado de Pilares [ADN I] |Finalista Wattys 2021|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora