26_Mi Realidad (Amir)

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Coloco el reloj en mi muñeca de manera torpe a consecuencia de mi apuro. Levanto la vista al espejo y me arreglo el cabello mientras pienso en Ainhara.

Acaba de llamar para pedirme que nos veamos. Por tanto, me ha puesto a correr por toda la cada.

— ¡Mart! ¡Mart!

— Dime –responde adentrándose en el dormitorio.

— ¿Sabes dónde está mi móvil? Tuve que dejar de buscarlo para vestirme primero.

— Creo que está encima del refri –supone–, espera; yo te lo busco.

— ¡Gracias! –voceo cuando ya se ha ido.

Volviendo a Ainhara, desde nuestra despedida en el cementerio no nos hemos visto. Los compromisos con los Yoon o mis padres no dejaron espacio para buscarla.

Aunque ella tampoco me contactó, hasta hoy. Lo cual, me hace muy feliz.

— Aquí está.

— Gracias –repito.

Entonces, llevo el móvil a un bolsillo del pantalón.

— ¿Te ayudo con el cuello?

— Por favor, es un desastre.

— Vestirse a las prisas no es lo tuyo.

— Y qué lo digas –acepto.

— ¿Te imaginas a ti mismo como un médico intensivista?

— No –planteo rotundo.

— Eso creí.

Sonríe con el mérito que le da el tener razón.

— ¿Y tú qué? ¿Te llama la atención alguna especialidad?

— Dermatología o cirugía.

Wow, son dos polos opuestos. Creo... que a Damián también le gusta cirugía.

— Así es. Aunque todavía nos queda mucho tiempo para decidir que elegiremos al final.

— Es verdad –concuerdo– ¿A todas éstas y Damián dónde está?

— Tenía un extra en la facultad, salió temprano por ello.

— Vaya, no sabía. O si era así, no lo recuerdo. ¿Tú? –me intereso– ¿Estarás todo el día aquí?

— Esto ya está –se refiere al cuello que además ostenta corbata–. Sí, estaré. Es fin de semana y quiero aprovechar para hacer un poco de aseo.

— Ey, no tienes que hacerlo. Eres nuestra invitada.

— Tú también eres un invitado –señala–. Entonces le tocaría a Damián hacerlo. Dime, ¿crees que lo haga?

— Que capullo es. No, no lo haría; pagaría a una empleada –entonces lo dicho sin pensar se vuelve una idea–. ¡Oye podemos hacer eso!

— No hay necesidad, de verdad, si no me pesa. Así tengo la sensación de que hago algo más que robarles la comida y ocuparles un cuarto.

— No robas nada –aclaro–. Eres su amiga y mi compañera de maratones cuando Damián no está.

— Claro –toma en cuenta–. Por eso en las noches ya no estudio, sino que me dedico a ver películas antiguas con un desocupado.

— ¿Cómo que desocupado, Mart? Me hieres, chica, me hieres.

— Solo digo que estas de vacaciones.

Legado de Pilares [ADN I] |Finalista Wattys 2021|©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora