12_Relax (Anahí)

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Resulta aterrador a la par de hermoso pensar que alguien tan trascendente como Él me preste atención. Asimismo, tener la certeza de que el viento no se lleva mis palabras, ni las absorbe el sonido de la lluvia, causa una sensación de libertad y alegría interior. Pues, aunque más voces hablen al mismo tiempo Dios tiene la capacidad de distinguir cada una de ellas. Es incomprensible, pero es Dios y tiene derecho a eso. De alguna manera sé que le interesa lo que grito.

Varias horas antes corría sin mirar atrás. Bien sabía que estaban persiguiéndome, aun así, no quería ser detenida. Atravesé un atajo conocido para llegar a una parte poco transitada de la Coztah, y solo entonces me detuve. Caí por voluntad propia sobre mis pies. Mi cara se topó con la arena mientras comenzaba a llorar.

Estaba agotada: harta de ser tomada otra vez como objeto de burla y odiándome por llevar en mí los constantes terrores del pasado pesado de la infancia.

Ainhara me había estado mintiendo y solo entonces comprendí que de forma inconsciente creía en la mejora de los terrores. Todavía más: imaginaba casi haber logrado superar esa parte de mí, pero no era real. Solo fui la diana perfecta para la pena afectuosa de mi amiga. Las sesiones con Jimena las había evadido estos dos últimos meses y todo por causa de un cargado cúmulo de mentiras repletas de buenas intenciones.

¡Tonta! ¡Tonta!

Me dije entre tanto golpeaba la línea invisible que traza la espuma del mar sobre la arena. Seguí liberando mis penas con la vista en el horizonte.

Mar, cada mañana eres lo primero que veo. Me gusta estar cerca de ti, sentirte en mi piel... quiero entrar y ver tu interior, deseo que tu profundidad aleje de mí el llanto amargo y esta sensación que me agobia... mar que arrastras dentro de ti multitudes de objetos, que albergas huéspedes, llévate mi dolor, absorbe estas lágrimas.

Mi cuerpo empezó a levantarse, a caminar.

Ryan –pensé– él lo vio todo ¿Qué pensará? –me dije y respondí– Quizá me vea como un fenómeno o alguien con serios problemas. (Bueno eso es lo que soy) ¡Pero no quería que lo supiese!

Se encontraba tibia el agua en mis tobillos. Desee cubrirme toda.

No iba a...

— ¡No entres! –gritó de lejos, aunque de repente estuvo cerca.

Ryan llegó sin que le viera venir. Me tomó por la cintura encaramándome en su hombro como un saco de papas. Devolvió mi figura a la arena con su apreciación de que ahí estaría a salvo. Acto seguido, se ubicó cual barrera entre el mar y yo.

— No iba a hacer nada peligroso –informé con voz quebrada por la sorpresa.

Ryan respiró como si se quitara un peso de encima. Entonces, se dejó caer al suelo apoyando las manos hacia atrás. Noté como su alarma decreció al tiempo que su preocupación disminuyó.

— Lamento haber pensado mal... yo ¡me preocupé cuando te vi que entrabas al agua! No te veías bien.

— Disculpa...

— Sobre lo que pasó, hablaré con Meg –dijo para sí.

— No es necesario ha sido así por siempre. No cambiará nada que intervengas.

— Puede ser. Aun así, no eres diferente para mí ahora después de ver ese vídeo.

— Es algo muy personal, Ryan –argumenté.

Tenía que dejárselo claro y evitar algo más.

— ¡A eso me refiero! Somos amigos hace muy poco tiempo. El tema es algo personal y entiendo a la perfección que no vayas por la vida hablándolo con personas casi desconocidas. No obstante, nuestra amistad seguirá, me lo digas o no.

Legado de Pilares [ADN I] |Finalista Wattys 2021|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora