9_Nueva rutina (Amir)

468 277 108
                                    

Soy amante de las rutinas. No obstante, limpiar una casa, cocinar para dos, reducirme al ocio mayor y a maratones de películas en la madrugada, comienza a joderme un poco. Luego de mis primeros días en Porto Villal, me sumé a un gimnasio para mantenerme sin ceder ante el cúmulo de meriendas que ingiero a diario.

— Es tú casa ¿recuerdas? –objeto de mala gana al abrir la puerta.

— No lo olvido, pero sí las llaves –él se disculpa alzando las manos mientras cruza la puerta–. Wow ¡pizza! Eres el mejor, y no es un mero cliché, sino la verdad ¿Cómo sabías que llegaría?

A plenitud convencido de tal suposición, Damián se embucha media rebanada en el sitio que, segundos atrás, disponía para zamparme la merienda correspondiente a este horario.

— Esto es mío –replico cuál niño que arrebata su juguete de manos ajenas–. Por sí no te has dado cuenta, es lo único que hago desde que llegue: comer. Parezco marrano de seba.

Cabe destacar que en las noches cuando él se aparece de repente con sus ligues, prefiero irme a dar vueltas en el auto. De manera que termino parqueándome frente a algún puesto de comida nocturno. Por el día está en la facultad, así que me dedico a cocinar, lavar y ordenar este apartamento. En suma: parezco más su chacha que el amigo extranjero de Hill, establecido aquí por capricho suyo.

— Entonces me alegra haberte recomendado ese gimnasio –no respondo– ¿Te pasa algo Amir? Disculpa que te lo diga tío, pero estás raro, ¿te sientes bien?

— No –alego con mi boca llena de pizza.

— ¿No?

— No –repito, pero con Damián, a veces, hay que ser muy explícito.

— ¿Por qué no? Tienes una salud envidiable y todo aquí es genial. ¿Qué te falta?

Mastico; él no habla. De su bolcillo toma el móvil y comienza a teclear algo mientras se acomoda a lo largo del sofá. Por ende, en mi mente me repito que Damián es increíble y no en un buen sentido, sino todo lo contrario.

— Ya está –dice; aleja el móvil de imprevisto–. Tienes razón –esto empieza a interesarme.

— Continúa, por favor.

Bebo del refresco que tengo sobre la mesa del centro.

— Siempre estoy en compañía de otros... u otras, pero no con vos. Sé que no he dedicado tiempo para conocer Musa contigo como te prometí –toma en cuenta.

— Sí, así es.

— El anfitrión soy yo y lo llevo fatal, así pues, esta noche seremos solo nosotros como, ¿noche de chicos? ¡Ay no qué horror! –se retracta agriando su expresión; a lo que sonrío– Tú me entiendes: solo tú y yo. Sin chicas. Por ello cancelé a Marya –su móvil en alto es la señal del resumen.

— Me parece bien, pero yo jamás te dije nada de eso.

— Venga, no te hagas el humilde que nos conocemos. ¡A un Balezcose se le presta atención! –declara– Además, lo pensaste ¿no? Seguro así: ¡Qué chingada de amigo tengo! Que mierda, Damián me trajo acá y yo tenía razón, este viaje sería una puta...

— Basta, basta, puede ser... aunque quitando las palabras que no son necesarias ¿sabes? Puedo expresarme de maravilla sin ellas.

— Claro. Eres genial Amir –precisa tomando seriedad– y no quiero perder al único amigo real que tengo en esta pu... vida mía.

— Entonces vale, aprovecharé tal oportunidad antes de que, de un ataque de alzhéimer, o amnesia temporal transitoria y termines cambiando los planes.

Legado de Pilares [ADN I] |Finalista Wattys 2021|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora