24_Mentiras develadas (Ainhara)

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Necesitábamos hablar con los ánimos más calmados, concluí.

Luego de beber el café, darme la ducha fría, e ir descalza de un lado a otro dentro del dormitorio de Ken, me encargué de convidar al grupo mediante una llamada hecha desde el móvil de mi amigo. Debíamos reunirnos para terminar la conversación pendiente.

Por tanto, cada uno de ellos contestó al llamado como los betas al aullido del alfa. Por supuesto yo soy el alfa, dado que me mola mucho estar en la cúspide de la jerarquía social. E igualmente acepto que solo soy una huérfana irrelevante para la sociedad en donde vivo. Sin embrago, en mi mundo, con los míos, me permito ser el alfa si así lo deseo.

Una hora después, los cinco estamos reunidos en el desván inhabitable de la casa. Sobre las tablas de una cama el resto del grupo toma asiento. Ken permanece en pie y yo me coloco en una hamaca que hay situada justo al lado de la buhardilla.

— Tal vez no llegue a defender esta causa con tanto ahínco como ustedes, pero jamás volveré a mencionar el nombre de Sadra Miller a nadie que no esté en esta habitación –prometo–. Habla Anahí.

— Sadra estudió periodismo en su original Eglossa. Según lo que me contó Tita, una conocida de Ryan y amiga de juventud de Sadra, ella también viajaba de una Península a otra por motivos evangelísticos o misioneros. Tita dice que Sadra dejó su trabajo. No sabe por qué en realidad, aunque Sadra le dijo a Tita: es un riesgo, pero nunca lo abandonaré del todo. Ankara y yo pensamos que dentro de este espacio ella se dedicó a reorganizar, e investigar sobre los Batlelock de Musa, pues tenemos el único ejemplar de un libro que lleva su nombre.

— Me gustaría aclarar que conozco a Sadra desde hace años –comenta Ryan–. O sea, Tita enseña su álbum de fotos a todos los amigos de Greg, su nieto. Sin embargo, no tengo idea de lo que sea que Anahí y Ankara saben. Para mí, Sadra era solo una amiga ya fallecida de Tita.

— Gracias por la aclaración, Ryan. ¿Ankara?

La susodicha palmea sus muslos antes de levantarse.

— El libro trae muchos datos históricos, aunque resumiendo, ya que ninguno se lo va a leer, esto es lo más importante: el 21 de marzo del 74 los Batlelock invitaron a las Familias Pilares y sus Intelectuales para el cumpleaños de su hija. Aquí ocurrió lo que Sadra nombró La Balacera. Pasó igual que en el orfanato, pero con muchos más hombres.

— Eso nos deja un modo de actuación, el patrón que ellos usan –deduce Ken–. Lo digo porque, por ese tiempo los ADN no existían. Entonces, ni esa Balacera, ni lo del OSM es acto de los rebeldes.

— Exacto. Aunque no fueron niñas huérfanas quienes murieron.

Anahí intercambia una mirada con su amiguita para animarla a seguir.

— Asesinaron a los Armas-Ozeli y no fue por error.

— ¿Y cómo es que nadie sabe esto? –con gesto exasperado, me levanto atraída por la irritación– ¡Asesinan a dos Familias Pilares y el mundo no se entera! En lugar de eso, reparten mentiras.

— Eso nos lleva a lo ya discutido por nosotras: los Regentes y la Élite son los responsables de las muertes de Sadra Miller, los Armas–Ozeli y los Batlelock.

— El proyecto de UT –complementa mi amiga–. Pienso que no lo retomaron porque no les convenía. Mejor dejarlo enterrado junto con Emiliano y Ana.

— ¿Qué es el proyecto UT? –indaga Ken.

Empezamos a comprender mientras debatimos lo referente a La Unión Triple cuando Ken nos manda a callar. Entonces, oímos el instrumental de noticias en vivo. Bajamos la escalera entre brincos y llegamos cuando una entrevista (similar a la de antaño en Eglossa), emprende su emisión desde Musa y para el mundo.

Legado de Pilares [ADN I] |Finalista Wattys 2021|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora