16_El casete (Anahí)

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La Élite de Expertos exhibirá la primera declaración oficial, con el objetivo directo de responder a las provocaciones desentrañadas por los Amigos de la Noche y socavar cualquier crédito que los ciudadanos llegasen a dar a los nombrados divergentes.

Desde Hill va a transmitirse el programa en vivo, donde una mesa caoba en forma semicircular llena el espacio cuando se prenden las cámaras. Entran al set desde ambos estrenos los miembros de la Élite, ocupan sus sitios y en los asientos contiguos lo hacen sus respectivas familias. Detrás ondean las banderas correspondientes, mientras que el asiento principal lo ocupa el corresponsal de Eglossa, minuciosamente engalanado, así como el resto del elenco.

En el colegio toca que veamos la junta con índole obligatoria, razón por la cual los técnicos instalan televisores antiguos a toda prisa. Van por los salones armando revuelo, sin embargo, cuando se prende el televisor en mi salón mantengo la vista lejos del en vivo. Me reúso a mirar al frente; ni siquiera tengo ganas de oír sus voces. Con todo, resulta impropio taparme los oídos ya que dicho gesto acarrearía un regaño por parte del profesor. Por ende, trato de ocuparme en mis pensamientos y orar a Dios, pues han pasado ya dos semanas desde que me convertí. Sí, entregué mi vida a Jesús, creyéndole por fe y ahora me siento perdonada por mis transgresiones contra Él; salva por su sangre e íntegra por su amor. De modo que una nueva etapa en la vida comienza para mí.

A propósito de tales experiencias medito hasta que una voz familiar me llega desde el frente. Finalizan las preguntas por parte del corresponsal y Libia Urbide –experta de Hill– pide dar las últimas palabras. Entonces, mi corazón rebota en el pecho y una lágrima corre mejilla abajo. No pude huir de esta noticia como siempre lo he hecho de otras tantas. Basta que la vea para saber que todavía lucho con su rechazo. Por tanto, dicha interacción hace que rememore las veces en que fui la señalada por su dedo, cuando me gritaba por no ser perfecta como Amir.

Amir, pienso, él no está en la reunión. Me pregunto por qué.

— Habitantes de las Penínsulas: Hill, Eglossa y Musa, deseamos aclarar que parte de esta labor anti–divergente ha comenzado hoy. Los aquí presentes –hace ademán circular para señalar todo el set– somos fidedignos a nuestro legado postguerra y precisamente es eso lo que intentamos restaurar: la paz construida por nuestros anteriores. Muchos ya os habéis dado cuanta que el camino trae consigo obstáculos, pero... los antiguos gobernantes se hicieron grandes por enfrentarlos. Habitantes, buscamos su apoyo

Continúa el discurso con apunte directo a la cámara que la enfoca.

— porque sois vosotros quiénes deciden sí cooperan con la historia y detienen a estos divergentes, o si les creen y condenan a la guerra y por ende al fin de nuestro mundo.

Como un recuerdo congelado luce hermosa. Su cabello rubio luce un detallado recorte con fin en la nuca y las arrugas en su frente aluden el paso de los años. Dominante y fría parece tener todo bajo control, no obstante, vislumbro un vago timbre de desesperación en su voz.

Me atrevo a pensar que por segunda vez los planes de mi madre fallan por quedar incompletos. Los ADN tienen la verdad –una verdad a la par de terrible que secuestrar y mandar a asesinar a tu propia hija–, estos divergentes conocen el secreto más oscuro de la Élite de Expertos; ese que ellos creen haber enterrado con la desaparición de Sadra Miller.

— Bueno, jóvenes, eso ha sido todo –culmina la profe Roberta– Salgan con orden; no como manda de centauros.

Eso somos para ella: centauros. No obstante, el alboroto por la salida temprana pasa por alto su petición. Ella se queja, pero nadie la toma en cuenta, salvo yo creo.

— Tengo cosillas que hacer –anuncia Ainhara.

— ¿Cosillas?

— Se pinta rubio y de ojos azules...

Legado de Pilares [ADN I] |Finalista Wattys 2021|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora