Capítulo 33: ¿No me vais a ofrecer una copa?

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-Ay, cielo, cómo te pareces a mí. -Se rio la mujer-. Decía que a los Jiang les viene de familia lo de olerse las sorpresas. Me acuerdo de las miles de veces que me has contado que A-Cheng siempre te descubre.

-Ah, sí... Cierto.

Una pena que él nunca hubiera intentado darle una sorpresa a su Jiang WanYin. Porque lo del té que le regaló no contaba como sorpresa, ¿verdad? Eso fue solo un obsequio de despedida hecho por cortesía... y porque la cara que ponía cada vez que lo bebía no tenía precio y le parecía preciosa. Aunque sí que es verdad que ese presente llegó a pillar desprevenido a su querido líder. Ahora que lo pensaba, era satisfactorio. Muy satisfactorio.

-Son imposibles. Tu hermano casi ha tenido suerte llevándose a la cabra loca de la familia. -Suspiró Jin ZiXuan-. Pero lo que quiero decir es que no tienes que mirarles como si hubiese una bomba en la mesa a punto de estallar, Lan Huan. Si A-Li dijo que la noche iría bien, ten por seguro que lo hará.

Lan XiChen contempló a su cuñado de aquel mundo con una expresión llena de duda, pero no pudo hacer más que asentir y darle la razón. Prefería concentrarse en los niños que seguir comiéndose la cabeza, pero no dejaría de estar ojo avizor por si acaso.

Mientras tanto, Jiang WanYin no era consciente de que a pocos metros estaban hablando de él. No era consciente de nada más que del último juego que se había descargado en el móvil, y que era una opción maravillosa para cuando no quería hablar con nadie en un ambiente social no demasiado exigente. Una pena que su opción dejase de estar disponible en cuanto escuchó el roce de una silla arrastrándose por el suelo. Alguien se sentó a su lado. Como vio unos pantalones negros por el rabillo del ojo, creyó que sería su hermano. Una pena que fuesen de traje y no vaqueros, aunque no procesó la pista. Estaba más que listo para mandarlo a la mierda, pero levantó la vista y se encontró con su padre, mirándole tan serio e indiferente como siempre. Cualquier cosa que le quisiera decir quedó atascada en su garganta. Bloqueó la pantalla del móvil al instante, de nuevo atacado por una ansiedad que odiaba y que creía haber superado en años de terapia. O, por lo menos, haber aprendido a manejar sin necesidad de medicarse.

Podía decir todas las tonterías que quisiera delante de un micro. Podía dar bolos con toda la facilidad del mundo y enfrentarse a su equipo de producción como si nada. Podía ser el responsable del programa que Wei WuXian lideraba, sacarlo adelante frente a la junta directiva de la cadena como algo rentable que les convenía mantener y ni siquiera derramar una gota de sudor. Podía hablar semanalmente para todo el país sin inmutarse. Y, sin embargo, era pensar en charlar con su padre y congelarse en el sitio.

Nunca había sabido como hablar con él. Era recíproco.

-Hola, A-Cheng.

Jiang FengMian le saludó como si no tuviera muy claro qué decirle. Ninguno de los dos estaba muy seguro de a dónde iban a ir a parar, pero, si no lo intentaban, Yu ZiYuan se lo recordaría durante el resto de su vida.

-Papá... hola.

-¿Estás disfrutando la cena?

-Sí... Está siendo una noche agradable. -Murmuró, palabras vacías que no llevaban a ningún sitio-. ¿Y tú?

-Sin duda. Me alegro mucho por tu hermano.

Ah. Como un puñetazo directo al estómago. Jiang WanYin apretó la mano con la que sostenía el móvil por debajo de la mesa. Fingió una sonrisa vacía y se limitó a hablar por educación.

-Yo también.

-Y por ti. Me ha pillado por sorpresa lo de que tengas pareja.

Durante un instante, el locutor miró directo a su padre. De frente, como no se habían visto en más de seis años. Tuvo que retirar la mirada con rapidez, como si no pudiera soportar el escrutinio de los ojos que había heredado.

Between  [XiCheng] [Mo Dao Zu Shi Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora