¡Pero joder! ¡La vimos! Yo la ví meter a la pequeña en su bolso, cinco minutos después la ví salir con el mismo bolso de la mansión ¿Como carajos podía pensar en que no fué ella? Todo decía que sí, todo la apuntaba.

Todo parecía indicar que se la había entregado a Dana, pues, hace rato Damián había dicho que quizás Ross no la tenía porqué de lo contrario ya lo hubiese llamado para hacerle saber que lo tenía en su poder, que nuestra hija estaba con él y que sí no hacíamos lo que él quisiese la mataría.

—Amigo— murmuró Hansel bajando la voz, Damián se giró y lo miró— dicen la verdad, llevan mucho tiempo aquí, y no han dicho absolutamente nada...

—¡No! ¡Joder!— gritó y tomó una silla para luego lanzarla contra el piso. La silla de madera se hizo pedazos enseguida— ¡Deben saber algo! ¡¿Dónde está?!— gritó nuevamente a Evelyn quien lo único que soltó en respuesta fué un sollozo.

Damián había perdido la paciencia y la ira enferma que se mantenía a raya por los medicamentos estaba empezando a surgir; levantó su mano y la cerró en un puño, cuando reconocí sus intenciones rápidamente me acerqué a él y lo empuje con todas mis fuerzas evitando de está manera que golpeara a Evelyn.

No le presté la mas mínima intensión después de eso, sólo lo escuché gruñir con desespero e impaciencia mientras yo me acuclillaba frente a Evelyn y buscaba sus ojos con los míos.

—Evelyn— susurré tratando de sonar lo más conciliadora que pudiese— sé que no eres una mala persona, sé que sí lo hiciste fué porqué te obligaron— negó derramando más lágrimas— por las cámaras de seguridad te vimos salir con el mismo bolso dónde la metiste— soltó un sollozo y su labio empezó a temblar— No quiero juzgarte, la verdad siento que no eres mala, que sólo las circunstancias te obligaron a hacerlo— mis lágrimas también salieron— lo único que quiero es que por favor me digas a quien se la diste, es una bebé, es chiquita ¿Te puedes aunque sea imaginar la angustia que siento por no saber ni siquiera si le han dado de comer?

—Ámbar, lo juro, lo juro una y mil veces— dijo entre sollozos— yo no me robe a tu bebé...

—¿Dana o Ross, Evelyn?— volví a preguntar ignorando sus palabras, dándole otra oportunidad para que hablara antes de que mi paciencia estallara.

—A nadie— afirmó nuevamente— no me robe a la pequeña, no sé quién carajos es Ross y hace mucho, mucho tiempo que no sé nada de Dana.

—¡No mientas! ¡Carajo!— grité perdiendo la paciencia y levantándome para caminar de un lado a otro con la desesperación embargandome completamente.— ¡Yo misma te oí una mañana hablando con Dana! ¡No vengas acá a decirme a la cara que no sabes nada se ella!

—¡Esa fué la última llamada que tuve con ella!— gritó de vuelta pero a diferencia de mi tono de voz que era enojado, colérico, el de ella era de puro desespero e impotencia.—Un mes y medio después que regresamos de Grecia no volví a verla jamás, durante ese tiempo le presté dinero un par de veces, pero luego ya no pude y se enojó, dejó de hablarme, y simplemente desapareció de mi vida.— sollozo de nuevo.

—Estás mintiendo— soltó el rubio de la nada— puedo notarlo, estas ocultando algo, sí conoces a Ross—afirmó ¿Como podía estar tan seguro?

La chica soltó un sollozo más fuerte y bajó la mirada, estaba aceptado lo que Damián decía.

—No lo conozco— aclaró sin dejar de mirar al suelo— sólo sé quién es...

—¡¿Que es lo que sabes?! ¡¿Por qué sabes de él?!

—Dana— pronunció alto para que todos escucharamos—Cuando Dana no volvió a llamarme me preocupe— llenó sus pulmones de aire— fuí a buscarla a su casa, pero ella no estaba allí, su madre dijo que se fué a otra ciudad porqué aquí no encontraba ningún trabajo. Dijo también que había perdido su celular pero me dió un número telefónico con el qué podía comunicarme con ella en su nuevo trabajo.— otro sollozo salió de su boca, mientras nosotros la mirábamos con seriedad, expectantes a lo que diría— Ella me confesó que no estaba en ningún trabajo, que había buscado a ese señor para darle información sobre ustedes a cambio de dinero, pues, su madre cada día estaba más enferma y ella llevaba un mes sin poder costear sus medicamentos.

No Puedes Escapar De Mí.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora