Legado de Pilares [ADN I] |Finalista Wattys 2021|©

21_Sadra Miller (Anahí)

— Pues claro. Así no puede ser –concuerdo.

— ¿Cómo entonces?

— Ni idea, se me ocurre solo una cosa.

— ¿Qué? –ansía conocer un buen plan.

Entonces sonrío e imito su tono de antaño:

— Esperar más señales celestiales.

De vuelta en mi habitación cierro la puerta con extremo sigilo. Doy unos pasos, pero me detengo y un desencajado rictus se abre paso en mis facciones.

— ¿Qué haces despierta? –le digo, mientras ella, con expresión adusta repara en mí desde lo alto.

— Me he despertado y decidí echarte un vistazo, entonces, me encuentro con que no estás acostada en tu lugar ¡Me asusté Anahí! ¿Dónde estabas?

— Creo que ya lo sabes, si no hubieras ido a buscarme.

— Pues sí, escuché un cuchicheo al frente y recordé que la Megumi ya no ocupa la habitación ¿Y bien?

— ¿Qué cosa? No hay anda que decir. Mira, quiero dormir un poco antes de que amanezca...

— Duerme. Muy bien. ¡Hazlo! Si quieres múdate para el frente con el mirmecófago.

Dicho esto, jala su manta para darme la espalda como el día en que nos conocimos.

Tenía pensado adicionar alguna palabra a la conversación, pero no pasó. Debajo de mi colcha me sentía calentita, había dejado de llover y el misterio de Sadra Miller comenzaba a ser descifrable.

— ¿Aún seguís investigando?

— Sí. Puede que no te guste y a Megumi no le importe, pero en el punto que estamos ya no abandonaremos.

— Pues que mal, tenía esperanzas de que no echaras a perder tu vida.

— Oh ¡Cuánta experiencia Grilla Pepita! –digo con mofa– Tampoco es como que forme parte de una banda de malandrines...

— No lo eres, pero intentas en vano vengar la muerte de alguien que nada tiene que ver contigo ¡Cargas problemas tú solita!

— Pues no lo creo así –sentencio–. Comienzo a pensar que tiene mucho que ver, además todavía es temprano para decir que es en vano.

El evidente disgusto con Ainhara trae consecuencias por la mañana cuando decido no ir a entrenar. Lo cual hace que mi tiempo sea suficiente para darme una ducha extensa.

— ¡Anahí!

Bajo la presión del grifo para escuchar mejor a quienes vocean mi nombre por toda la habitación.

Ankara y Ainhara.

— ¿Qué les pasa? –averiguo sin moverme del sitio.

— Tienes que venir a afuera –dice Ankara.

Poco después, la extraña complicidad que revelan sus facciones y el secretismo que denotan los gestos de ambas mientras vamos al dormitorio, hacen que me sienta ansiosa. O paranoica. Puesto que es raro verlas tan unidas y ¿felices?

A causa de la curiosidad que me transmiten, guardo mis posesiones del baño con rapidez y ambas me conducen afuera del edificio sujetándome por los brazos.

Ankara suspira y se detiene para ser la primera en hablar.

— Camina hacia el lateral derecho...

— Ankara no entiendo. ¿Qué se traen ustedes?