14_El tiempo junto a ti (Amir)

Comenzar desde el principio
                                    

Sin más emprendemos nuestro camino hasta una heladería. Según ella para "calentar motores" antes del destino que me tiene preparado.

— ¿Cuál deseas? –me intenso.

— Banana Split.

— Yo quiero una copa de Sorbetto de frambuesa –pido al camarero–. Además, si es tan amable de traerme una bebida aparte, de café frío que contenga cubitos de hielo, se lo agradecería.

— Por supuesto, señor, ¿le interesa que se lo cubramos con crema?

— Sería una maravilla.

Ainhara voltea a verme cuando el camarero se ha ido.

— ¿Qué harás? ¿Juntarlo todo?

— En efecto.

Al segundo de mi afirmación, me inclino hacia ella para señalar:

— Escucha mujercita: sorbetto con café frappé es una grandiosa combinación.

— ¿Y tú y yo, ¿qué somos?

— No lo sé, supongo que estamos descubriéndolo.

— Eso suena interesante.

— Lo es, ahora cuéntame: ¿Por qué estamos aquí? ¿Hay algún deseo oculto detrás de esta parada?

— No sé a qué te refieres.

— Intento saber si estamos aquí para calentar motores ¿o es por cumplir una de esas fantasías de las chicas sobre ir a tomar helado en su primera cita?

— ¡Ja!

Los clientes del local nos dan algunas miradas reprobatorias por causa de su carcajada.

— Creo que las impresiones que te has hecho sobre mí son todas erróneas. No soy una de esas que tienen una lista de deseos a la espera del príncipe que venga a cumplirla.

— Tampoco veo problema si así fuera.

— Te quedaría grande –supone–. Digo, no eres alguien dispuesto a hacer muchas locuras, eres más... asentado.

— Ya. Tú ganas –hago ademán de redición con mis manos para que lo entienda– terminémonos esto y salgamos, quiero ver que tienes en mente chica sin lista.

Me gano un pellizco y su bella sonrisa indicándome que está de acuerdo. Nos traen los pedidos y ambos degustamos una parte de las porciones, pues, cuando nos queda la mitad de estos, intercambiamos.

— Es grandioso –acepta con su boca llena mientras degusta el sorbetto con café frappé.

De modo que sonrío triunfante.

— ¿Ves? Te lo dije.

No recuerdo haber caminado tanto antes. En mi vida la rutina me ha acostumbrado a subir por elevadores y bajar directo al interior de un auto, del cual siempre alguien sostiene la puerta abierta. Sin embargo, este día me valgo solo de mis pies mientras sigo a Ainhara por las calles de Porto Villal. Ella también había dicho eso: no debía traer mi auto, según sus palabras literales, no había necesidad. Por tanto, al colgar su llamada quedé con una curiosidad palpitante en mi pecho, cuestionándome a qué se debían todas aquellas indicaciones.

Aún no tengo idea, solo noto que llegamos a un punto de embarque y nos colocamos en la parte trasera de este.

— ¿Esperamos el bus, o...?

— Debes estar al tanto –advierte.

Me agacho a su lado para susurrarle mis dudas:

— ¿Qué se supone que vamos a hacer? ¿Acaso vamos a robarle a un pobre civil que esté esperando el bus?

Legado de Pilares [ADN I] |Finalista Wattys 2021|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora