Capítulo 47

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Todo estaba yendo demasiado rápido. En menos tiempo del que habría imaginado, Valeria estaba saliendo con su mejor amigo, aquel que se prometió que nunca sería su pareja, para olvidar a Manuel. Este, por su parte, también tenía a alguien en su vida con quien olvidarla y, no obstante, se atrevió a hacer lo que hizo con ella en la dichosa arboleda. No entendía nada, pero a la vez tampoco quería detenerse a pensar mucho, solo si eso la motivaba a encontrar un trabajo decente. Sabía que podía contar con sus ahorros y con el dinero de su padre, pero quería seguir contando con su independencia el día que decidiera vivir sola.

Durante los siguientes días buscó en diversas aplicaciones de búsqueda de empleo uno que se ajustara a su currículum, aunque sabía que en el pueblo sería difícil. Por eso extendió el radio de su búsqueda por si encontraba algo en la ciudad de al lado. Como contaba con coche, lo que otorgaría cierto plus a su candidatura, no tendría problemas si resultaba elegida en la preselección

Ese día se entretuvo toda la tarde, en su habitación, informándose e inscribiéndose en las ofertas que le interesaban y no se dio cuenta de todo el tiempo que pasó hasta que León apareció por la puerta.

—¿Estás bien? —quiso saber en cuanto se sentó a su lado en la cama.

Valeria se incorporó y le miró con una sonrisa.

—Bien, he estado buscando trabajo otra vez y no me he dado cuenta de la hora que es. ¿Ya vamos a cenar?

Su voz sonaba cansada, pero a la vez un poco emocionada. León pasó el brazo por los hombros de la pelirroja y la atrajo hacia él. Valeria no entendió por qué lo hizo, pero se dejó abrazar con los ojos cerrados. Sintió que besaba su cabeza y eso la hizo sonreír de nuevo.

—Aún no, pero pensé que quizá necesitabas algo de compañía, ya sabes... —respondió, separándose de ella para poder verla a la cara.

Valeria abrió los ojos y suspiró.

—No te preocupes, estoy bien, aunque mucho mejor ahora que estás aquí.

Pero no era del todo cierto porque en su mente seguía estando Manuel. Desde que se vieron por última vez no volvieron a cruzarse y ella ni siquiera se dignó a visitar a sus tíos. No solo por evitar encontrarse con su primo, sino porque detestaba la idea de mirar a la cara al hombre con el que su madre engañó a su padre.

Su posible padre.

—No lo estás, pero entiendo que no quieras preocuparme —insistió León—. Sé que no es solo por tu primo, sino por esa pequeña posibilidad de que toda tu vida haya sido una mentira.

—Es que imagínate —empezó a decir ella—: toda tu vida has pensado que las cosas iban bien, hasta que un día todo estalla en tu cara y te enteras de golpe de que tu primo puede no ser tu primo y que tu madre engañó a tu padre con su hermano. ¿Quién podría estar bien después de saber todo eso?

León no dijo nada, solo aguantó la mirada de Valeria con el rostro serio.

—Nadie puede, salvo que alguien tenga el corazón como una roca y no sienta ni padezca —le aseguró.

Los dos sonrieron sin dejar de contemplarse y la chica se acercó al rostro de su novio para besarlo en los labios. Acarició su mejilla y él hizo lo mismo con la de ella mientras el beso aumentaban en intensidad. León no tardó en notarse ligeramente excitado y se separó de ella avergonzado.

—Creo que deberíamos bajar y ayudar a tu padre.


···


Manuel al fin había inaugurado su tienda virtual y, tras varios días avisando a los vecinos del barrio, los primeros pedidos no tardaron en llegar. Se sentía emocionado y feliz de haberlo logrado al fin, aunque su felicidad no estaba completa si no podía compartirla con Valeria. Y nunca podría hacerlo porque algo se había roto entre ellos el último día que se vieron, eso le quedó bastante claro. Para despejar su mente de esos pensamientos, fue hasta la casa para avisar a sus padres del pequeño éxito conseguido. Los dos sonrieron en cuanto se enteraron, aunque a él le resultó imposible mirar a la cara a su padre. Saber lo que sabía le crispaba los nervios, pero debía mantener la compostura por su madre mientras José no le dijera nada. «¿A qué estará esperando», no pudo evitar pensar.

Sucumbir a lo prohibidoWhere stories live. Discover now