ImPossible ღ [3º Temporada] - [נusтιи вιeвeя&тu]

Capitulo 40

“Solo quiero... que no me desilusiones. Ni me mientas. Sólo eso.”

Siempre he creído que la gente se pone celosa... porque realmente tiene miedo de perder a esa persona que hace que su mundo se ponga del revés. Al fin y al cabo, es algo totalmente natural que nos pasa a todos los seres humanos cuando amamos alguna vez a alguien demasiado.

Simplemente... tienes miedo de perder a esa persona. Porque estás demasiado enganchada a ella, y es demasiado tarde para dar vuelta atrás y retroceder en tus pasos.

No subestimes a una persona que sería capaz de hacer todo por una sola persona.

Eso se llama amor. Aunque el amor... a veces nos vuelve locos y hacemos cosas que nunca habríamos pensado hacer en nuestra vida.

Estaba rara. No me gustaba para nada que saliera con esa chica y las fotos... me habían puesto de mil colores y ninguno bueno. Suspiré profundamente y lamí mis labios para luego tragar saliva con dificultad.

Cada vez que veía la mano de Justin, me la imaginaba en la pierna de aquella chica.

Acababa de venir de cenar con Lily. Matt no estaba con nosotras, porque había tenido que hacer unas cosas y se había marchado, pero Lily vivía en Los Ángeles.

“¿Te encuentras mal?” Bruce me comentó cuando llegué a la cocina. Él estaba a mis espaldas. Negué con mi cabeza.

“No.” Suspiré lamiendo mis labios con nerviosismo.

“Te ves... muy seria desde que salimos del restaurante.” Comentó haciendo que torciera mis labios.

Negué con mi cabeza de nuevo. “No, no te preocupes. Me duele un poco la cabeza, pero se me pasará.” Suspiré.

Él asintió. “Está bien... si necesitas algo, estaré en el living.”

Me volví dirigiéndole una sonrisa y luego me apoyé sobre la encimera de la cocina. Bebí un sorbo de agua y sentí como la puerta de la entrada de casa se abría. La risa de Justin me mandó escalofríos.

Suspiré profundamente mientras abría mi bolso en la mesa, de espaldas a la puerta de la cocina. Empecé a buscar nerviosa mis pastillas para las jaquecas, pero no las encontraba. Seguí buscando, hasta que sentí una presencia en la cocina.

“Hola.” Noté un susurro en mi cuello mientras unas manos me envolvían la cintura por completo. “Te eché de menos todo el día.” Me abrazó haciendo que yo dejara de hacer lo que estaba haciendo, y esquivé sus labios cuando me fue a besar mi cuello.

Estaba seria y se me revolvió el estómago cuando pensé de nuevo en aquella chica. Suspiré profundamente y me aparté de él, escabulléndome de sus brazos. Note como fruncía el ceño detrás de mi y caminé por la cocina.

“¿____?” Preguntó sin saber a que venía mi reacción. “¿Que te pasa?” Dijo con incredulidad.