ImPossible ღ [3º Temporada] - [נusтιи вιeвeя&тu]

Extra: Cena de Ensayo

"Cuando lo vi, me enamoré."

Dicen que hay momentos en los que somos tan felices que incluso vemos todo a cámara lenta, y empezamos a hacer un repaso por todos los momentos que nos ha llevado hasta aquí. Momentos buenos llenos de alegría, sonrisas, anécdotas, miradas llenas de luz... pero una rosa no sería la misma sin sus espinas, y la vida a veces nos sorprende y nos hace aprender con momentos malos, palos, decepciones, lágrimas e incluso sangre.

Supongo que a lo largo de nuestro camino tenemos que ver lo bueno y lo malo de la vida, para cuando nos llegue la felicidad la disfrutemos mucho más, y en el momento en el que tropecemos con varias piedras, sepamos apreciar más lo bueno. Al fin y al cabo, a pesar de tener 24 años, he vivido más de lo que me hubiera gustado... y he aprendido tanto que podría llenar libros y libros con mis historias y sus moralejas.

Y mientras haces tu camino, te encuentras en tu marcha con muchas personas. Unas que te dejan, otras que te quieren pero cuando menos te lo esperas se van sin decir adiós, otras que te hacen aprender a base de palos y te dejan heridas imborrables, pero supongo que todos tenemos a alguien que nos hace querer seguir caminando, que aunque el camino no sea el mejor, hace que merezca la pena seguir andando y adelante... sobretodo si es de su mano.

Y es entonces cuando comprendes aquello de lo que hablan en las canciones, en las películas románticas y en los libros o poesías... entiendes que haya una persona en este mundo que te vuelva completamente loca y te vuelva tu mundo del revés, aunque hace unos años te negabas a creer en esas fantasías de las que hablaba la gente porque no sueles creer en lo que no has visto o no has sentido. Entiendes que haya un ser humano en esta locura de mundo, que te saque una sonrisa en los días más tristes de tu existencia, y que te haga sentir como en casa cada vez que te mira o te abraza.

Entonces te das cuenta de que te quedarías una eternidad a a su lado, porque toda la vida parece poco tiempo.

Viernes, 3 de Mayo de 2019

Acabábamos de salir de la villa en la que habíamos elegido alojarnos durante aquella noche y la siguiente, ya que era bastante cercana al lugar de la cena y de la boda. Tanto mi familia como la de Justin habían decidido alojarse con nosotros para pasar unos días juntos antes del gran día.

Las vistas que proporcionaba esa carretera a esas horas de la tarde eran increíbles. El sol no tardaría mucho en esconderse, por lo que los colores amarillentos y anaranjados del cielo se mezclaban con la paleta de azules que el horizonte mezclado con el mar mostraban. Mi mirada estaba perdida en aquella estampa digna de admirar y ser fotografiada cuando una risa inundó mis oídos haciendo que mi sonrisa iluminara mi rostro al instante.

Me quedé mirando a mi izquierda mientras Justin jugaba con Jake y el niño empezaba a soltar carcajadas sin parar, como si le fuera la vida en ello. —¡Apa!— Alzó sus brazos mientras Justin le miraba sonriente, manteniéndose quieto, y al ver que su padre no hacía absolutamente nada, empezó a gritar de nuevo llamándole. —¡APA!— Digo esta vez con más fuerza que la anterior.

Justin no se lo pensó dos veces, volvió a avalanzarse sobre el cuerpo pequeño del niño con sus manos para volver a hacerle cosquillas de nuevo y hacer que nuestro hijo inundara con sus carcajadas el coche en el que íbamos.

Sin dudarlo un segundo, saqué mi iPhone de mi bolso para filmar aquel momento y poder recordarlo todas las veces que quisiera. Era digno de grabar y ver. Aquellas cosas daban luz a mi vida.

—¿Te lo pasas bien con papá?— Pregunté contenta mientras Justin se giraba para mirarme contento, pero en cuanto vió que le enfocaba con mi teléfono sonrió todavía más.