ImPossible ღ [3º Temporada] - [נusтιи вιeвeя&тu]

Capitulo 18

“Gracias por el mejor San Valentín de toda mi vida, cariño.”

-Poned Show off de Somo para leer el capítulo :)-

Me di la vuelta en la cama y suspiré profundamente. Lamí mis labios y luego tragué saliva sintiendo el cuerpo desnudo de Justin contra el mío. Sonreí al recordar la noche anterior, con felicidad. Estaba tan feliz que nadie me podría borrar la sonrisa en mucho tiempo.

Acaricié su mano sobre mi estómago con suavidad y sonreí como una completa y auténtica tonta muerta de amor. Por él.

Me sentía una chica con suerte. Exactamente, la chica con más suerte en la tierra.

Me moví en la cama mimosa y sentí como su piel rozaba con la mía. Olía tan bien. Aparté levemente su brazo de mi cintura para salir de la cama poco después, poniéndome su camisa que estaba tirada por el suelo en la oscuridad. No me digáis como, pero la encontré alumbrando con mi móvil.

Aspiré el aroma de la fina tela y sentí como se rozaba con mis pechos y mi vientre, llegaba por debajo de mi trasero. Me senté en el sofá alargado que había y suspiré mientras cogía una fresa y la untaba en algo de chocolate derretido que había.

Justo cuando sentí la fresa en mi boca con el chocolate en mi lengua me deshice del placer que sentía. Estaba tan jodidamente bueno. Divisé a Justin en la cama, durmiendo plácidamente.

Estaba desnuda, con la camisa de mi chico encima, comiendo fresas con chocolate, y observando dormir en la cama grande de la suite al chico que me volvía completamente loca. ¿Como no sentirse feliz?

Comí unas cuantas fresas más y divisé el champán. Hice una mueca con mi rostro. Estaba asquerosamente asqueroso. Cogí una botella pequeña de agua que había al lado de la mesa y di un trago pasando el dulzor de la comida.

“¿Que haces?” Una voz ronca y llena de diversión con confusión inundó por completo la habitación, haciéndome que me sobresaltara levemente.

Miré a Justin y en ese momento me morí de la vergüenza. Pensaría que soy una glotona.

Mordí mi labio tímidamente por primera en esa noche y me encogí de hombros mientras echaba la luz de su mesilla y soltaba una carcajada ronca. “Tenía hambre.” Hice una mueca, haciendo que sonriera ampliamente.

“¿A estás horas?” Preguntó con curiosidad.

Asentí inocentemente. “Hay veces que tengo hambre tarde.” Lamí mis labios.

Él sonrió de nuevo. “Pero, si son las cuatro de la madrugada, cariño.”

Ladeé mi cabeza haciendo otra mueca y sonreí contenta al mirar su rostro de felicidad. Parecía tan relajado y divertido que me hizo sentir bien. “¿Seguro que no quieres fresas con chocolate? Están mejor al cabo de unas horas.” Dije señalando el bol de fruta.

Él negó con su cabeza riendo divertido y pasando su mano por sus ojos mientras los restregaba para suspirar después. “No tengo hambre.”