ImPossible ღ [3º Temporada] - [נusтιи вιeвeя&тu]

Extra: New York

"Soy feliz desde que te encontré de nuevo."

New York

28 de Agosto

Me giré en la cama entre las sábanas y la manta suspirando profundamente y estiré mi cuerpo mientras una sonrisa se abría paso entre mis labios cuando abrí los ojos y me encontré con Justin sentado en el sofá con su ordenador sin parar de escribir. Justo cuando me moví de nuevo en la cama su cabeza se alzó y sus ojos mieles se incrustaron en los míos. Me sonrió ampliamente.

"Buenos días." Dije con voz leve y acurrucándome en la cómoda cama de nuevo. Vi cómo Justin dejaba su portátil encima de la mesa y se levantaba del sofá para dirigirse hacia mi.

Iba realmente guapo. Llevaba unos pantalones color crema ajustados a sus piernas y una camiseta negra de manga larga que cubría parte de su tronco. Adoraba cuando vestía así.

"Buenos días." Se dirigió hacia mi sonriendo ampliamente y se sentó a mi lado pasando su mano por mi cadera sobresaliente por encima del nórdico. Hacía frío en New York, llevaba toda la mañana lloviendo a pesar de ser finales de verano.

Sin pensárselo dos veces dio un beso a mi sien haciéndome suspirar tranquilamente. "¿Cómo te encuentras?" Pregunto algo preocupado observándome con atención.

Hice una mueca. "Parece que no me mareo tanto." Suspiré con resignación. "Me ha venido bien dormir," Lamí mis labios.

Nada más levantarme a las ocho de la mañana, me había dirigido al baño para vomitar y no había salido hasta media hora después. Los primeros meses de embarazo eran algo difíciles, ya me lo había dicho Jessica, pero nunca imaginé que serían así de complicados.

Había días que no me apetecía ni levantarme de la cama.

Acarició suavemente mi brazo descubierto por mi camisón de tirantes y yo le sonreí contenta. "Ha llamado Jason para preguntar que tal estabas, pero no te he querido despertar y le he dicho que llamase más tarde."

Asentí. "Gracias." Sonreí. "Y siento ponerme así. Es nuestro primer día en New York y me he pasado todo el día en la cama." Suspiré con resignación.

"Ey, ey." Me dijo con voz suave. "No pasa nada, ¿vale?" Acarició mi mejilla con sus dedos. "Además, no para de llover y hace algo de frío... ha sido una mañana perfecta para quedarse aquí contigo." Bajó su rostro para besar mis labios y yo reí en el beso.

"¿Vamos a comer aquí?" Pregunté mientras me reincorporaba en la cama pegando mi espalda contra el respaldo.

Se encogió de hombros. "¿Quieres que comamos aquí?"

Un trueno nos sobresaltó a los dos a la vez e hizo una mueca. "Quizás es mejor que si." Yo reí por su respuesta.

"Umm, ¿tarde de cama y televisión?" Ladeé mi cabeza esperando su respuesta.

Él rió. "Lo que tú quieras." Susurró en mis labios antes de besarme suavemente y con delicadeza y cariño, acariciando mi mejilla poco después. "Pero acabo de reservar mesa para esta noche en tu restaurante italiano favorito." Susurró en mi boca mientras mi corazón latía con fuerza en mi pecho. "Así que no hagas planes para esta noche, cielo." Besó castamente mis labios de nuevo.

A pesar de su constante insistencia en que dejásemos para otro día la cena, le había convencido para salir aquella noche, ya que aquellos síntomas solían pasarse al cabo del rato y estaba el resto del día bien.

"Me encanta cuando haces eso." Confesé antes de besarle de nuevo y sintiendo sus manos acariciar mi cintura por encima de la tela fina de mi camisón. Acaricié su cuello y su nuca con mis dedos y esperé a que me mirase a los ojos, parecía algo preocupado. "¿Todo bien?" Pregunté algo confundida.