Trigésimo Sexto Rugido

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- Última llamada a los pasajeros con destino a España. Lamentamos las dificultades técnicas, pero finalmente el vuelo está listo para partir. Les pedimos a los pasajeros acercarse al control de equipaje y abordar cuanto antes...

- Creo que ese es tu aviso. – Dije apesadumbrado, mientras cargaba de mala gana una maleta.

- S-sí. Así es. - Contestó Alya, mientras caminaba a mi lado con su otra maleta al hombro.

- En serio habría deseado que no fuera hoy. – Me lamenté.

- Sí... Ya sabíamos que sería hoy, pero no te culpo. Yo también tenía esperanzas...

Alya y yo no hablamos mucho en todo el camino por los pasillos hasta el control de equipajes, el último lugar a donde podría seguirla. Supongo que, al igual que yo, ella rememoraba los últimos cinco días que pasamos juntos.

Primero, Alya se tomó muy en serio la idea de que debía terminar la preparatoria a pesar de mi condición como refugiado. Logró matricularme como estudiante de intercambio en la Orange High de Manhattan, una escuela que me aceptó como estudiante de intercambio. Y ya que logré convalidar mis estudios como Daniel Furaha con mi nueva identidad, podría estudiar ese último año sin problemas.

Luego, como ella ya me había dado un entrenamiento básico de parkour y Capoeira, me dio varios ejercicios de nivel intermedio que debía hacer para no perder la flexibilidad y agilidad. Sus movimientos eran realmente increíbles, y eso hacia aún más chocante cuando me dijo que a los catorce era mucho más ágil, por lo que hasta ahora mantengo mi teoría de que fue criada por Ninjas.

Finalmente, el resto de los días paseamos por New York. Alya admitió de mala gana que no había podido pasear, por lo que decidimos que lo mejor era que se llevara la divertida experiencia de conocer la ciudad. Mientras comimos y conocíamos lugares que ni yo mismo había visitado antes, Alya me contó un poco de ella. Conocía gente realmente famosa al parecer, pues me habló de su mejor amiga Marinette, quien era una muy importante diseñadora de modas y estaba comprometida con el supermodelo de toda su ropa para varones, Adrien Agreste. Además de ellos dos, Alya también conocía a Luka Couffaine, un guitarrista muy famoso que hace baladas que, si he de ser sincero, no disfruto mucho. Pero de quien más me habló fue de Nino Lahiffe, su mejor amigo y confidente. Me contó que era un DJ con el que estudio en la secundaria, y que la relación de Marinette y Adrien se dio gracias a esos dos. Por lo mucho que disfrutaba contarme sobre Nino, supuse que había algo entre ellos dos; pero hasta ahora no estoy muy seguro.

Y ahora, tras cinco días tranquilos, llegó el final de nuestro tiempo juntos. Alya y yo caminábamos tan lento como podíamos, y ella me daba muchos consejos.

- No olvides seguir con tus estiramientos y con los ejercicios que te enseñé.

- Claro...

- Aun así, si consigues quién te enseñe a pelear, seria perfecto.

- De acuerdo.

- Recuerda no hablar mucho de tu pasado. Tus padres murieron y no tienes permiso de meter a nadie en tu casa.

- Está bien.

- ¿Siquiera me estás oyendo? – Protestó Alya.

- ¡Lo estoy! Es sólo que... te voy a extrañar. – Fue lo único que alcance a decir. Alya soltó su maleta y me abrazó con fuerza.

Me puse muy rojo al principio. Realmente no estoy muy acostumbrado a que las mujeres estén tan cerca de mí. Pero en todo ese mes que Alya y yo convivimos, se hizo muy amena la interacción que teníamos. Esos días viviendo juntos la sentí mas cercana de lo que jamás sentí a Sally. Era casi como Nanna. Era una gran amiga y una verdadera hermana.

Miraculous Chronicles - A Lion's TaleWhere stories live. Discover now