Trigésimo Quinto Rugido

46 4 10
                                    

- ¿Estás bien, petit lion?

- ¿Q-qué?

Alya me detuvo en seco.

- Te quedaste mirando hacia ese lado por mucho tiempo... ¿Todo está bien?

- S-sí... – Dije, mientras miraba de lejos un enorme salón cerrado que tenía en frente un letrero, donde iba escrito "Laberinto de Espejos del Terror". Y no pude evitar reírme con nostalgia cuando miré al presentador, un alegre chico vestido de mago que aún tenía una bandita en la nariz. Él aplaudía y felicitaba a una pareja muy agitada que salía del laberinto abrazada, rodeada de varias personas que aplaudían emocionadas.

– S-sólo me distraje con algo. ¿Qué decías?

Alya suspiró levemente irritada, y volvimos a caminar por los pasillos del centro comercial donde comimos, tanto para digerir la comida como para discutir nuestros próximos planes.

- Te decía que solo nos quedan un par de días para arreglar las cosas.

- ¿Un par de días? Pero ¿Para arreglar qué?...

- Bueno, ¡Tu vida, obviamente! – Exclamó Alya indignada. – Es obvio que no por estar escondido de tu padre, vamos a dejar pasar tu último año de preparatoria. Estas a unos días de cumplir los 17, pero aún necesitas tu educación. No puedo dejarte en el aire e irme de vuelta a Europa...

- ¿Qué? ¡¿Te irás?! – Me quejé exaltado, tan fuerte que algunas personas voltearon a mirarnos.

- Rayos, se siente horrible darse cuenta de que llevas ignorándome como por diez minutos. – Se lamentó la morena mientras se cruzaba de brazos y hacía un puchero.

- L-lo siento. ¡De verdad lo siento! – Dije mientras tomaba su hombro. – Pero... ¿Realmente te irás?

- Me temo que sí. – Dijo Alya, apesadumbrada. – Mis vacaciones duraron más de lo que debían, y ahora tengo que irme a España, y luego por toda Europa. Dicen que las telecomunicaciones por allá están algo raras. Como que hay mucha interferencia y quieren que alguien vaya a investigar. Y ahí es cuando París obliga a trabajar a su mejor reportera en el caso.

Parece que no pude ocultar lo triste que estaba, porque rápidamente la morena tomó mis hombros.

- En verdad lo siento... – Dijo, mientras me dedicaba una sonrisa algo melancólica. – Pero ya sabíamos que debía irme en cualquier momento.

- S-sí. Es solo que... No esperaba que fuera tan pronto...

Hice esfuerzos gigantescos por no dejar que mis lágrimas cayeran. En ese casi mes que pasamos juntos, Alya se había hecho una amiga muy importante para mí. Y ella parecía disfrutar mucho mi compañía, por lo que no pensé nunca en que ella tendría que volver a su hogar. Ella se veía tan apesadumbrada como yo por la noticia que acababa de darme, por lo que no quise abrumarla con mi tristeza. Así que respire hondo y me guardé mi pena, suspirando apesadumbrado mientras asentí.

- Bueno... ¿Cuántos días nos quedan?

- Cinco. – Contestó la chica. – Me permitieron unos cuantos días extras mientras preparaban mi viaje de regreso. Con todos estos problemas de tecnología allá, les va a tomar tiempo programarme el viaje. Y como no me quedaba mucho en New York, traté de poner tus cosas en orden aquí. Y así es como encontré esto...

Ella extendió su brazo para poner su smartphone a la altura de mis ojos. Al principio no tenía ni idea de lo que quería que viera, pero solo me bastó unos segundos para darme cuenta de que era una noticia que como título tenía:

MILAGROSO RESCATE EN STORE SKAGASTOLSTIND

Joven turista neoyorquina es encontrada tras días de estar desaparecida

Miraculous Chronicles - A Lion's TaleWhere stories live. Discover now