Cuarto Rugido

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New York. Zona de bodegas. 10 AM. Aún a tempranas horas, esta parte de la ciudad es muy silenciosa. Suele ser usada por ricos excéntricos para guardar sus compras o a veces por vagabundos que necesitan un lugar dónde vivir. Pero de pronto, una explosión y muchas sirenas sonaron de pronto, interrumpiendo la normal calma de este lugar.

- ¡Atención a todas las unidades! El fugitivo está huyendo entre las bodegas abandonadas del bloque S. ¡Lleva una especie de arma avanzada que hace retumbar todo! Acérquense con precaución. ¡Repito, acérquense con... GAH!!

La voz del intercomunicador de pronto se cortó. Los oficiales que recibieron el mensaje intentaron acercarse muy asustados.

- Todos en una fila, ¿De acuerdo? - Dijo uno de ellos quien intentó tomar la posta de líder, a lo que los demás asintieron y empezaron a caminar silenciosamente por un callejón que los llevaba directamente a ese bloque.

Pero no sabían que habían caído en una emboscada.

- ¡¡Mueranse, cerdos de azul!!

Detrás de ellos, el musculoso y barbudo criminal que buscaban, vestido con el mismo traje de spandex negro de cuerpo entero que llevaba en el banco que robó, activó el enorme cañón sumamente avanzado que llevaba en las manos, haciendo retumbar las paredes alrededor. Los muros empezaron a resquebrajarse y de pronto se derrumbaron sobre los policías, perdiendo de vista al atacante. Antes de ser aplastados, una figura de rojo sostuvo las paredes con sus manos y, mientras emitía un rugido, cargó con todo el derrumbe por sí mismo.

- ¡CORRAN! - Gritó la figura mientras los oficiales huían aterrados. El extraño Hombre-León trató de sostener lo que pudo, pero era cuestión de tiempo para que todas las rocas le cayeran encima.

-Maldita sea... - Al quedarse sin opciones; extendió el brazo izquierdo y gritó: - ¡IMPULSO!

Y pronto una luz apareció en su mano izquierda mientras una corriente de energía color carmesí la rodeaba.

- Bien, No parece que haya nadie en la casona de al lado, así que... ¡¡AQUÍ VA!! - Y con un solo golpe de su mano brillante, todos los escombros salieron empujados mágicamente hacia la derecha, causando el derrumbe de la bodega adyacente. Desafortunadamente, todo este nuevo derrumbe cayó sobre Daniel, dejándolo atrapado bajo un desastre mayor al que quería evitar.

- ¡Oh, Diablos, no! - Vociferó, antes de que la lluvia de escombros le cayera encima, levantando una gran nube de polvo que alejó a todos los policías quienes buscaban ponerse a buen recaudo de toda la destrucción.

-Esto no puede ser peor... - Gruñó, sorprendido de seguir consciente a pesar de todo. Sacudiéndose con fuerza, Daniel se abrió camino encima de todo el desmonte. Tardó varios minutos, pero acabo saliendo del montículo de escombros muy sucio. Al levantarse, vio un colmillo de su collar parpadeando. El tiempo se le estaba acabando.

- Aún te huelo, imbécil. - murmuró tras olfatear un rato, mientras daba saltos por las paredes siguiendo la esencia del ladrón. Al cabo de unos segundos lo encontró a punto de entrar a otra bodega, cargando con su cañón y varias maletas de dinero. Antes de poder activar su arma, los pies de Daniel golpearon el pecho de su atacante con tal fuerza que ambos atravesaron la puerta metálica, dejando al ladrón fuera de combate.

- Disfruta la prisión, amigo. - Dijo Daniel en tono de burla. Al incorporarse, el héroe vio detalladamente el interior de la bodega; reparando en que las paredes tenían planos, diseños similares al cañón tecnológico del tipo y muchas maletas con dinero en el suelo.

- ¡Wow, A la policía le encantará conocer tu casa!

Pero el muchacho estaba tan distraído que ni siquiera vio al ladrón levantarse con una pistola en mano. Daniel apenas y pudo voltear para ver cómo el hombre estaba a punto de jalar el gatillo a cinco centímetros de su cara. El muchacho, con el arma entre sus ojos, los cerró esperando el impacto, y rezando porque su cuerpo fuera a prueba de balas.

Miraculous Chronicles - A Lion's TaleWhere stories live. Discover now