Capítulo 47

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                       HAYDEN

Era increíble que yo no lo haya notado. Me lo escondió.

Quizás por eso no quería venir, tenía miedo de algo...más bien de alguien. Axael no le daba chance al miedo, todo era risa y burlas, no tomaba nada enserio. Verlo borracho y con los ojos brillantes me desconcertó.

Él quien tenía la mejilla roja negó con su cabeza quitándole importancia.

—Perdóname hermano.

—¿Por qué?

—Porque te defraudé. Justo cuando más me necesitaste yo no estuve.

Astaryam pasó la mano por su cabello. Agarró la mano de Axael de un jalón y la alzó para mostrarme.
—Le faltan dos dedos a mi hermano menor.

El dolor se puede representar de muchas formas.

Una de esas es la rabia. Me gustaba pensar que era más que una sensación de querer romper todo a tu alrededor. Era más que explotar en maldiciones y ardor en tu cuerpo.

—Uriel.–dije de inmediato. No cabía duda de que no fuera él.

Me incliné sobre Ax y le subí la camiseta. Revisé sus brazos en busca de la señal que esperaba, y sí la tenía.

Astaryam respiró con dificultad.

—Fue él, hizo la marca en Ax.

—¿Qué marca? ¿la de...–asentí rápidamente.

—La vergüenza y traición.

Axael se encogió, apegó su cabeza en la cama de ast.
—Uriel no me cortó los dedos. Ése fue papá.

Astaryam apartó la vista. Sus manos estaban inquietas, quería tocar a su hermano pero no sabía cómo hacerlo sin destruir su orgullo. Necesitaba consolarlo pero no se lo tenía permitido, él no había sido creado para actuar así con las personas.

Yo me lo tuve que ganar a sangre, sudor y lágrimas. Y pasaron muchos siglos de eso. A pesar de que Axael era su hermano no era lo mismo...los hombres nunca se demuestran el cariño al igual que lo hacen con una mujer.

Menos los demonios.

Y mucho menos los Heist.

Toqué la cabeza de Ax. Él suspiró con alivio, lo abracé y lo sostuve por un largo rato. Debió haber pasado por mucho, su padre lo torturó.

—¿Por qué te cortó los dedos? Él no me lo hizo ni a mí que fui el traidor.

Le hice una seña para que parara.

—Te llevaré abajo para que te tomes unos cuantos cafés y duermas un poco. Necesitas descansar, Ax.

Tomé a Axael casi en brazos, sentía que en cualquier momento iba a caerse y comenzaría a llorar.

No quiero imaginarme que vió, escuchó y sintió.

Lo llevé a mi habitación.

Le dije a Eisah que estaba todo bien, que él había vuelto. Se alejó al verlo destruido, era impactante ver a alguien que toda la vida había estado limpio, pulcro, perfectamente bien presentado, hecho un desastre.

Oliendo a cadáver, con los dedos putrefactos por el mal corte. La cara machucada y esa ropa mal oliente y rasgada.

Este no era Ax...no era el nuestro.

Hubo un tiempo en el que leía muchos poemas. Algunos se reían de mí porque no era expresiva y se supone que para tener inclinación a ese tipo de lectura debía sentir más de lo habitual.

ASTARYAM. [EDITANDO]Where stories live. Discover now