Capítulo 23

401 37 3
                                    

                   ÁLEX

Estaba atardeciendo, mi habitación a oscuras. No podía ver completamente el cielo por una especie de malla que nos protegía de el calor en verano. Quería acabar con mi nostalgia y ver el jodido cielo.

No me sentía cómoda en mi propia piel, me miraba al espejo y solo veía defectos irreversibles.

¿Qué pasaba conmigo? Era una especie de crisis existencial o algo por el estilo.

Había ruido.

Las voces de Ax, Eisah y Astaryam en el living. Y yo acostada, hundida en la tristeza de mi cama. Se reían, bromeaban.

Estaba celosa.

Carajo, tanto, quería ir allí y ser parte de ellos pero no podía. No tenía ganas de fingir que estaba feliz y que me conformaba con esto.

Tenía cosas por asimilar, en las que pensar aún. Debía trabajar en mí.

Dejar atrás a la mujer inocente y débil que siempre fui.

Me gustaría salir lejos, irme a una playa solitaria y recostarme en la arena. Preocuparme sólo por temas mundanos, incluso aguantaría que Astaryam me rompiera el corazón como en esas novelas juveniles. Y que llegara con chocolates o promesas falsas que me hicieran caer en él.

Pero en cambio tenía que someterme a la ira de mi padre. Al miedo de pensar que saldría un día y el propio diablo me arrastrara al infierno para torturarme.

Aún tenía pesadillas con ése monstruo de tres cabezas que rompió mis alas. Que me atacó la cara.

Las manos me temblaban de tan sólo pensar que le sostuve el hocico para que no comiera mi rostro.

¿Cuánto podría soportar? ¿cuál sería mi limite?

Me paré de la cama y tiré hacia un lado el cobertor azul. Desatar rabia y presión.

Mi cabello siempre pagaba las consecuencias. Justo como lo vi en el recuerdo que pasó por mi cabeza hace un tiempo atrás, agarré las tijeras y corté.

Esta vez no lo hice con ira.

Traté de buscar un cambio. Quería ser alguien más, esperaba mirarme al espejo por unos días y no reconocerme. Escapar de mi misma.

Le haría honor a mi cabello amarillo esponjoso.

Peiné mí pelo, pensé que quedaría como un verdadero asco pero logré recortarlo más.

Se veía...bien, diferente. Hasta disimulada mis mejillas regordetas.

Maquillé un poco mi rostro tan pálido y ojeroso. Me había auto destruido en estos meses, se notaba un grave cambio después de conocer a Astaryam.

Tapé mis ojeras.

Rellené mis cejas, les di vida a mis ojos que lucían rojos. Rímel y delineado agatado para hacerlos llamativos.

Labios de un color natural.

Me dejé los aros redondos puestos.

No sabía qué sacaba con esto, pero lo que sí... Es que quería salir. Respirar.

Quería conocer a la gente que me rodeaba, no a la fuerza como siempre lo hacía. Necesitaba oír que me hablaran de ellos.

Salí de la habitación, mi ropa era tan normal como siempre. Sudadera negra ancha y pantalón negro ajustado con unas convers blancas. Gracias a dios no me coloqué pijama o no tendría ganas de quitármelo después.

Abrí la puerta del cuarto, no estaba nerviosa. Me sentía bien conmigo. Tenía la libertad para cortar mi cabello o hacer lo que quisiera con mi cuerpo sin tener culpa.

ASTARYAM. [EDITANDO]Where stories live. Discover now