Capítulo 24

339 39 0
                                    

                 ÁLEX

Siempre con las manos atadas ante el problema. Buscando la respuesta en unos ojos que no me miraban, desgastandome el cuerpo por personas a las que no le importaba.

¿Qué perdía con creer?

Nada. Absolutamente nada.

Pero ahora, sí había algo. Astaryam.

Axael estaba sosteniendo una especie de cuchillo de plata muy brillante, me quemó los dedos al tocarlo.

Ahí supe que era una arma para matar ángeles.

Eisah estaba de brazos cruzados, su única arma era su cabeza y dedos. No tenía nada que cargar.

Yo estaba adelante, observando a las personas que ahora estaban fuera del círculo de protección.

Ocho hombres y dos mujeres.

Axael quería despertar a su hermano a la fuerza, no se lo permití.

Él había recibido una apuñalada que quemó sus órganos, no sería tan idiota como para hacerlo responsable de esto.

Debía descansar.

—No quiero que salgas del circulo, álexi. Quédate aquí. No voy a ponerte en peligro.

Lo miré, no iba a hacerle caso y estaba segura que él lo sabía. No entendía por qué se molestaba en decirme algo como eso.

—Me importa un carajo.-contesté.

Axael me miró como si fuese una niña pequeña, diciéndole una grosería a su padre.

—¿Y a ti quién te dió velo en este entierro? Te quedas aquí y punto, no estaba preguntándote.

—Ni yo pidiéndote permiso para salir a defender mi propia casa, enano de mierda.

Discutimos acerca de unos quince minutos entre insultos y golpes hasta que Eisah nos interrumpió.

—Son demonios.-dijo.—Todos, no te servirá ése cuchillo.

Él lo lanzó al piso con fuerza, la situación estaba sobrepasándolo. Y lo entendía. Estaba a cargo de dos mujeres, la esposa de su hermano y su propia...novia, mujer, no sabía que eran Eisah y él.

Una relación bastante misteriosa.

—¡No tenemos ni siquiera una maldita espada! Y esos cuchillos de la cocina no sirven ni para despedazar un trozo de carne.

Le di una mirada de advertencia, él se desesperaba muy rápido. Con razón Astaryam no le tenía paciencia.

De seguro que cuando despertara y le contáramos lo que había pasado, nos jodería a gritos.

La casa era todo menos segura.

Nuestra.

Una idea pasó por mi cabeza.

—¿Esta es mi casa y de Astaryam, cierto? ¿Vivimos aquí desde hace siglos?

—Genial, ahora le bajó el alzheimer y quiere hacernos una entrevista.

Le di un golpe en la costilla.
—Cállate, necesito que respondas esto.

Él rodó los ojos con fastidio.
—Sí, viven aquí desde hace mucho. Me sorprende de que los ancianos de aquí no recuerden sus rostros.

—Entonces si vivimos aquí desde hace mucho debemos tener ocultas algunas cosas como armas o ése tipo de cosas. No creo que deba ser primera vez que nos pasa esto.

Ax y Eisah se miraron por unos segundos.
—El jodido baúl rojo.-dijeron al unísono.

—¿Qué?

Eisah corrió al ático antes de que pudiera seguir preguntándole.

ASTARYAM. [EDITANDO]Where stories live. Discover now