Capítulo 4

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KYRAM

Ella dormía plácidamente sobre mí cama. Verla así, como tantas otras veces, me incitaba a morderla.

Respiré hondo.

Debía controlarme.

Llamé a la bruja, una y otra vez. Antes de que lamentara mis actos.

Llegó a los 20 minutos después.

—¿Crees que puedes llamarme así como si nada?

Eisah era la mujer más odiosa y buena que alguna vez conocí. Después de Álex claro.

—Es urgente.-murmuré.

Señalé a la chica inconciente en mi cama.

—Está recordando. No quiero que lo haga, no está lista.

Ella sonrió. Como si le causara risa la situación en la que estaba.
—Eso depende de ella. Si su mente está ordenando sus recuerdos no puedes hacer nada para impedirlo.

Apreté mis labios con fuerza, si sus recuerdos volvían. Quizá no soportaría estar físicamente cerca de mí.

—No quiero perderla otra vez.

Eisah suspiró. Con su mano tocó mi hombro, el sonido de sus pulseras chocar casi despierta a álex.

—Ella no puede estar dormida toda su vida. Merece saberlo. Te daré el tiempo pero, sólo me alcanza para una semana. Debes ayudarla lentamente. Si sus recuerdos, imágenes y voces llegan a su cabeza muy rápido puede que no lo soporte.

—Ella puede soportarlo.

—Tiene más años que tú, es más importante que toda tu miserable existencia. No puedes pedirle tanto ¿quieres que escuche las voces de miles o millones de personas en su cabeza en tan solo un día para otro?

—Puedes hacer que no las escuche. Ella no tiene conexión con ellos, me eligió. Quiso quedarse conmigo.

No me había dado cuenta de que estaba apretando los puños.

—Sé eso. Y créeme que estoy feliz de que lo tengas presente, es el sacrificio más grande que van a hacer por una criatura tan asquerosa como tú. Dejar todo lo que conoce por ti. Te debe amar mucho.

Eisah caminó por el ático, abrió las cortinas y luego acomodó su vestido de tela negra. Habían pasado alrededor de 200 años y nosotros seguíamos peleando por Álex.

—No puedo hacer que retenga sus recuerdos. Sólo haré que le sea más fácil ordenarlos y entenderlos, le ayudará bastante. Al menos no querrá huir de ti.

—Necesito otra cosa.-pedí.

Eisah se rascó la cabeza.
—¿Qué?

—Hazle olvidar lo que sucedió en 1920.

La bruja se acercó a Álex, podía sentir cuánto la extrañaba.

Eran mejores amigas desde hace mucho tiempo.

Eisah pasó una mano por su mejilla, apartó un mechón de cabello de su rostro pálido.

—Entrégale su collar.

Asentí.

Ella siempre usó un collar plateado con una cruz, nunca se lo quitó, sólo la vez en que le quitaron sus recuerdos. Ése día tuve que sacarle todo de su antigua vida.
—A ella le gustas.

—Ella me ama.-corregí.—Su amor está dormido.

Eisah sonrió.
—Desearia que no fueras un asco.-miró a álex por un momento.
—Pero no quieres renunciar a nada de tu vida.

ASTARYAM. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora