Capítulo 43

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                                  HAYDEN

Mi padre sospecha de todo aquél que quisiera acercarse a él porque sabía de antemano que solo querían hacerle daño o sacarle algún provecho, es por eso que no confía en los demás porque sabía que tarde o temprano lo iban a traicionar, incluso desconfíaba de su propia familia.

Hasta de mí.

Él me enseñó lo mismo, ni siquiera yo confiaba plenamente en él. Nunca se sabía cuando podría manipularme para que volviera al cielo.

Cuestiona constantemente la lealtad hacia a él y su causa, es por eso que tiene muchos problemas con los demás, con los únicos que se lleva bien es con Dios, Rafael y Gabriel. Es muy cuidadoso con las cosas que dice ya que él está seguro de que alguien malintencionado podría usarlo en su contra, es un ser que no olvida, pero sabe perdonar a duras penas.

Quiere llevar a cabo su venganza y terminar con todo aquel que se le ocurra interponerse en su camino, una vez que toma una decisión no hay poder humano o sobrenatural que pueda hacer que cambie de opinión, es obstinado y terco. Por eso dios lo hizo jefe de los soldados.

Carga con un gran peso en su consciencia ya que se siente culpable de muchas cosas, no puede ser feliz y mucho menos encontrar la paz en el cielo ya que tiene demasiadas cosas en su cabeza, asuntos del pasado, del presente y del futuro, por lo tanto no vive en el aquí y el ahora.

Todo porque tiene sus ojos en mí. Odia cada decisión que tomo porque me alejo más de él, antes le consultaba hasta qué ropa usar.

Le contaba qué me gustaba, qué cosas odiaba. Cuando se me salió la primera maldición se echó a reír y me enseñó más palabrotas para que se las dijera a Uriel.

Recuerdo que una vez le pinché el trasero con una pequeña aguja que había conseguido en la tierra. Lo oí gritar tan fuerte que corrí a los brazos de mi padre.

Él dijo: ¿Tienes evidencia de que fue ella?

¿Quién más podría tener tanta valentía como para pinchar mi cuerpo?

Miguel me colocó detrás de él.
No tienes nada. Te jodes, ni que se te fueran a reventar las ancas.

Uriel me miró como si tuviese ganas de matarme.

Mi padre era un ser bruto y deplorable para todo aquél que lo conociera, pero conmigo era el mejor. Me cuidaba tanto, me hizo a su imagen.

Justo como dios con los humanos.

Me levanté del suelo, él quitó la luz brillante. De seguro sólo era para lastimar a Astaryam.

Lo vi al fin. Después de tanto tiempo suplicando verle a los ojos.

Toqué su cara. Mi padre parpadeó un poco, yo lo reconforté con una sonrisa. Su piel era suave pero su barba pinchaba.

Estaba asegurándome que no era un sueño.

Lloré de inmediato. Él aún tenía puesto el collar negro, seguía con varios anillos de oro puro en sus dedos. Las pulseras colgando de sus manos.

Lo abracé. Él me apretó con fuerza también, tocó mi cabeza.

ASTARYAM. [EDITANDO]Where stories live. Discover now