19. Ahí mejor

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Sigo sentada en el sofá del reservado con Joan al lado. No sé muy bien si levantarme a saludarla o esperar a que ella venga. Por alguna razón, cuando llevamos días sin tener contacto, es como si volviésemos al punto de partida. Joan me hace señales para que vaya hacia ella y yo niego levemente con la cabeza tomando un trago del cubata.

- ¿Cómo estáis, chicos? – Me giro cuando escucho la voz de Pablo. Joan y yo nos levantamos, ellos chocan sus puños y yo le doy dos besos.

Inspiro un fuerte olor a vainilla y unas manos en mi cintura me confirman que Natalia está detrás de mí. Se me escapa una sonrisa y me giro a mirarla. La morena también está sonriendo.

- Estás guapísima. – Se me escapa y ella coloca un mechón de pelo detrás de mi oreja.

- ¿Y me lo dices tú? – Tengo muchas ganas de besarla, pero prometimos no hacerlo delante de nuestro grupo de amigos para no crear revuelo. Así que me pongo de puntillas y beso su mejilla, muy cerca de la comisura de los labios. Nos separamos y nos damos cuenta de que queda poca gente en el reservado.

- Ya pensaba que no ibas a venir.

- ¿Y perderme a Alba Reche con este vestidito? Por favor... - Golpeo su brazo.

- ¿Y los demás? – Grito por encima de la música. Joan, Marta, Pablo y María, que están en el sofá, me miran.

- Se han ido a la pista y nosotros vamos ahora, ¿venís? – Los cuatro se levantan y yo miro mis pies. Me duelen tanto que no puedo ni ponerme de pie. Natalia se percata de ello.

- Sí, esperad un momento y bajamos – Coge su pequeño bolso y saca unas Vans negras de él. – Sabía que se te iban a olvidar, toma – La miro a los ojos y mi sonrisa se ensancha. Sin pensármelo, cojo su cara y le doy un beso en los labios. Noto como la morena sonríe contra mi boca. Todos los que estamos aquí lo saben, así que tampoco es que haya mucho problema.

Después de cambiarme los zapatos, soy una mujer nueva y todos nos dirigimos hacia la pista. Natalia, Marta, Joan y yo nos reímos de cualquier tontería mientras que Pablo y María están detrás de nosotros sumidos en su propia conversación. Natalia y yo nos miramos cómplices y yo decido que ha llegado el momento de devolverle la jugada a mi amiga. Me espero hasta estar a su altura y ambos se callan, mirándome.

- Perdona, que tenía que decirle una cosa a María. – Me acerco un poco a su oído cuando veo su cara de no entender nada. - ¿Besa bien? – Susurro. Los ojos de María se abren como platos y me río ante su reacción para salir corriendo antes de que me pille por banda.

- ¡Reche, ven aquí! – Oigo la voz de María detrás de mí cuando llego hasta Natalia y entrelazo su mano con la mía. - ¡Natalia, eres una puta chivata! – Grita detrás de nosotras haciéndonos reír.

Después de un buen rato, por fin logramos encontrar a nuestros amigos cerca de la barra. Me acerco y me pido otro cubata mientras los veo bailar. No he bebido lo suficiente como para ir borracha y eso me gusta porque me entero de todo. Mis ojos van directamente a Natalia. Es increíble como baila esta mujer. Sus caderas se mueven como si fuera bailarina profesional. Lleva el ritmo en las venas y se nota. María y África perrean haciendo reír a todo el mundo y decido unirme a la fiesta. Joan me coge de la cintura y empezamos a bailar. Le veo más animado. Espero que se olvide de esa chica. Si le ha hecho eso, es que muy buena persona no es.

Vamos rotando todos con todos, bailando de distintas formas. Natalia y yo no dejamos de mirarnos de forma sugerente. Ninguna de las dos se acerca a la otra, aunque ambas tenemos unas terribles ganas de hacerlo. Al final, me trago un poco el orgullo y me acerco a ella cuando una nueva canción empieza a sonar.

Secretos InconfesablesWhere stories live. Discover now