56. Más cerca

1.3K 127 11
                                    

- ¿Me has oído Natinat? – Dice Iciar por cuarta vez con los brazos en jarras. Natalia asiente mirando a la televisión. – A ver, entonces repíteme lo que he dicho. – La morena la mira.

- No me acuerdo.

- No, no me estabas escuchando. – La rubia resopla y esta vez Natalia la presta atención. – Se va a quedar Alba esta noche, pero si hay algún problema me llamas, ¿vale? Mañana en cuanto me despierte vendré otra vez a verte. Pórtate bien, por favor. – Dice dándole un beso en la frente. La morena no la contesta.

Me despido de Iciar en la puerta de la habitación. Me pregunta un millón de veces que si de verdad quiero quedarme y yo la respondo que sí. Hasta que no la veo desaparecer por el ascensor, no cierro la puerta.

El ambiente de la habitación está cargado y el silencio que nos envuelve es bastante pesado. Pienso en cosas de las que hablar, pero decido no decir nada. Sabiendo las contestaciones que da Natalia, lo mejor es guardar silencio. Me hundo en el sillón individual que está pegado a la cama sin saber qué hacer. Miro todas mis redes sociales un par de veces, pero solo me lleva unos minutos hacerlo. Así que acabo desbloqueando y bloqueando el móvil a modo de entretenimiento.

- Ya te puedes ir. – Dice Natalia sin mirarme.

- ¿Perdón?

- Que ya te puedes ir.

- ¿Por qué iba a irme? – Pregunto mirándola a los ojos a pesar de que ella no me corresponde.

- Porque ni tú quieres estar aquí, ni yo quiero que estés. No lo he dicho antes porque no quería aguantar ningún sermón de Iciar, pero mañana por la mañana cuando venga, le diré que te fuiste temprano. Así que vete. – Su tono de voz es tan frío que dudo en que se haya convertido en un robot. Realmente parece que no la importa absolutamente nada. De repente, Natalia apaga la televisión con sus poderes. Por primera vez desde que entré a la habitación, me mira a los ojos. Parece como si no tuviera alma. - ¿Me has escuchado?

- Sí, pero no me pienso ir. – Digo más bajo de lo que me esperaba.

- Nos ahorrarías una mala noche a la dos si te vas.

- ¿Tanto te incomoda estar conmigo en la misma habitación? – Digo esta vez más alto. Si piensa que con sus comentarios de mierda va a conseguir que me vaya, la lleva claro. No pienso dejar que me intimide.

- Sí. – Dice sin dudar ni un segundo. Agradezco que Iciar me haya avisado de esto. Si no, no hubiera aguantado ni dos minutos.

- Natalia, no pienso discutir contigo y menos aquí.

- Pues vete.

La ignoro y comienzo a pasear por la habitación para estirar las piernas. La morena me observa ir de un lado para otro, pero yo no la miro. Mi móvil comienza a sonar y cuelgo la llamada en cuanto veo que es María. Lo último que me apetece ahora es hablar con ella. Natalia suelta una risilla que me hace mirarla de inmediato.

- ¿Qué? – Pregunto.

- Nada. – Dice encogiéndose de hombros sin dejar de sonreír.

Natalia hace un gesto con la mano y la puerta del armario que hay en una de las paredes de la habitación se abre. Con el mismo gesto la cierra provocando un pequeño golpe cuando choca. Repite el proceso y luego otra vez y otra vez. El golpeteo se mete en mi cabeza. Está haciendo todo lo posible para sacarme de quicio.

- ¿Podrías parar? – Suelto desquiciada.

- No, es mi habitación y tengo derecho a hacer lo que me salga del coño. Si te molesta, vete. – Suspiro cansada y vuelvo a hundirme en el sillón. Natalia vuelve a abrir y cerrar el armario repetidamente. A la décima vez, me levanto y cierro el armario de golpe bloqueando las puertas con mi cuerpo. No llevamos ni media hora solas y ya he querido estamparla la cabeza contra la ventana unas cien veces.

Secretos InconfesablesWhere stories live. Discover now