10. Creo que saldrías corriendo, Reche

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Cuando aparezco por el salón María, África, Marta, Miki, Joan, Sabela y Natalia están sentados alrededor de la mesa. Algunos en los sofás y los reposabrazos de estos y otros en sillas. No hace falta decir que todos tienen una cerveza ya en sus manos a excepción de Natalia que esta vez ha sustituido la Coca-Cola por una botella de agua.

Echo un vistazo en busca de un sitio donde sentarme y el único que veo queda al lado de Natalia. Ella, que está hablando con Sabela de algo que no alcanzo a escuchar no se da cuenta de que he llegado. Miro a María porque sé que ha sido ella la culpable de que solo haya quedado ese sitio libre y me sonríe mientras alza la cabeza señalando a Natalia. Ante tal gesto, niego con la cabeza y me voy a por una silla a la cocina que coloco estratégicamente entre Miki y Marta quedando así enfrente de Natalia y Sabela y sonrío victoriosa hacia María. No entiendo por qué tanta insistencia con Natalia. Si es cierto que la chica es guapísima, bastante maja y congeniamos muy bien, pero si se piensa que nos vamos a liar o algo lo lleva claro. Está claro que la morena juega en otra categoría muy superior a la mía, además de que ni siquiera sé a ciencia cierta si le gustan las chicas o no.

Las pizzas que no sabía que habían pedido llegan y las colocamos en la mesa como podemos. Me alegro de que se hayan acordado de que era vegetariana.

Varias conversaciones paralelas empiezan en la mesa mientras cenamos. Miro a Natalia reírse y automáticamente sonrío yo también. Parece que tiene un buen día. Normalmente siempre está seria y reservada, mientras que hoy está feliz y charlatana.

- Bueno, bueno, ha llegado el momento – Todos los que conocemos a María sabemos lo que significa e intentamos hacerla callar.

- ¿Qué pasa? – Marta y Natalia se miran bastante perdidas.

- Que ya va a empezar con uno de sus jueguecitos – Miki explica – Pero nada de retos ni mierdas, que paso de volver a salir en calzoncillos a la calle – Todos reímos ante ese comentario. Algunos porque recordamos ese momento y otros porque se lo estarán imaginando.

- No, no. Esta vez es un clásico. El "Yo nunca". Venga va, no seáis aburridos.

- Yo paso. Ni que tuviéramos 15 años – Me levanto a por una cerveza, pero antes de entrar a la cocina, María me pica.

- No me esperaba menos de ti, cagada Reche. ¿Algo que ocultar? – Me doy la vuelta entre risas.

- Sabes que no – Esta vez sí que llego a la cocina y me cojo una cerveza, después de tirar la mía a la basura. Vuelvo al salón.

- ¿Entonces por qué no quieres jugar? – Cuando oigo la voz de Natalia levanto la vista para encontrarme con sus ojos directamente puestos sobre mí. Sé que María está disfrutando con esto y más cuando oigo una pequeña risa que se escapa de su boca. No sé si es porque todos me están mirando, esperando una respuesta o el hecho de tener a Natalia mirándome fijamente como si fuera la única persona de la sala, pero me he puesto nerviosa.

- Está bien, juguemos – Ahora soy yo quien miro a la morena y le doy un trago largo a mi lata. Ella me imita después de dedicarme una sonrisa burlona. – Pero, ten cuidado. Dicen que jugar a juegos de beber con agua da mala suerte – Suelto sacando la lengua. No sé en qué momento esto se ha convertido en una competición entre Natalia y yo, pero sabiendo cómo es mi querida compañera de piso, sé que tengo las de perder.

- Me arriesgaré.

El principio del juego siempre suele ser algo 'light', algunas preguntas tontas y sin importancia aparecen sacándonos unas risas a todos.

- Yo nunca he tenido problemas con la policía – Natalia suelta y esa pregunta me sorprende. Sin darle mucha importancia bebo un trago junto con Miki y María, y la morena enarca una ceja en forma de sorpresa. Todos los allí presentes intentan sonsacarme qué fue exactamente lo que pasó así que lo explico sin darle muchas vueltas.

Secretos InconfesablesWhere stories live. Discover now